Ascendiendo por la infinita escalera saliendo de sus pensamientos pudo observar como no podía adelantar la fila, no podía entender como sin ser un lugar donde pudiera existir la electricidad, no necesitaba moverse para avanzar cada vez más arriba, desacomodo su lineal posición para observar hacia abajo y pudo ver más batas blancas ensimismadas, se agachó para poder divisar más claramente algún rostro, tal vez si encontrara algún conocido se haría menos aburrido el trayecto, es más, no tenía ni idea para donde iba, sin embargo estaba segura que faltaba mucho tiempo aún; se encontró con que ninguna túnica reflejaba algún cuerpo cierto o una cara para saludar, intentó gritar para ver si lejanamente alguien reconocía su voz y le contestaba, pero nada, pensó que si movía alguno de sus pies en una alguna dirección podría sentirse diferente, no estaba cansada, pero si tenía claro que la monotonía le cuadriculaba el pensamiento y eso lo había evitado durante toda su vida….
A propósito de vida, que había pasado en las últimas horas, ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué era ese lugar? Lo último que se acordaba era … No no era, no recordaba nada y ahí sin voz como le podía preguntar a alguien, o como podría salir de sus dudas… aparte de todo, no tenía pies para moverlos.
De repente vio una enorme luz que jugaba cambiando de lugar, inundaba el oriente y de repente a gran velocidad el occidente, subía y bajaba a lo largo de las escaleras, cuando pasaba por junto a ella le calentaba levemente y hasta risa le produjo, la siguió con su vista hasta donde se perdió allá arriba muy muy arriba, eso quería decir que había un más arriba que no alcanzaba a mirar, pues qué más daba, se quedaría quieta en sus pensamientos nuevamente para no desentonar con los demás, estando en esa predisposición volvió la luz en forma de enorme esfera de mayor volumen que la anterior y con curiosidad la observó fijamente, se dio cuenta que corría hacia ella y… y…. y más cerca, más cerca… pfffffffffffffff pasó sobre ella desestabilizándola y arrojándola al vacío, caía entre algodón blanco atornasolado sentía el viento recorrer su liviano ser y en cámara lenta fue dejando el extraño lugar que había visitado.
Sintió un pesado golpe al rebotar sobre un cuerpo tendido en la acera de cualquier calle, solitario y mojado por una tormenta eléctrica que había hecho corto circuito con su distraída carrera, recordó inmediatamente que había salido a comprar alpiste para su canario y que sin tener noción clara del tiempo, pensó: seguro que el pobre ha muerto ya de hambre, por lo que continuo con su misión y al retornar a la jaula, ésta se encontraba vacía, caminó hacia la cerrada ventana y lo vio ahí parado reflejándose en el vidrio y mirando hacia el firmamento, entonces ya no sintió deseos de volverlo a encerrar le miró fijamente a los ojos y exclamó: Cuando tenga que regresar… allá nos veremos, espero que me reconozcas y charlemos… y abrió de par en par sus ventanas para nunca más cerrarlas.
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