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Inicio / Cuenteros Locales / elclubdelapaginaazul / El Ensayo del sábado de Alejandrocasals )invitado de yvette27)

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“Página” (ciudad invisible)

Al pensar un relato, lo primero que acude a mi mente son imágenes plenas de significado y cuando intento describir una ciudad, recuerdo Buenos Aires. Para comparar cualidades siempre parto de ella, y una vez fijadas con palabras, estas imágenes se borran. Pero “Página” es una ciudad invisible, la formulación imaginaria de un concepto, una unidad semántica independiente, semejante a las ciudades visitadas y descriptas por Marco Polo en la corte de Kublai Kan.

Si navegando por mares virtuales de pronto nos tienta visitar "Página", partiendo desde cualquier lugar del planeta, empleamos instantes en llegar a ella y disfrutar de aquello que nos ofrece. Este es el camino a seguir para conocerla o internarse en otras similares. La diferencia radica en que, en otras, tropezamos con muros imaginarios dentro de los cuales conviven escritores con derechos adquiridos. Estas ciudades se convierten en impenetrables y nos provocan incomodidad.
Sin tener edificios, autopistas, parques, que la asemejen a una ciudad, posee todos los atributos de una Capital. En “Página” no hay escuelas, universidad, hospital, iglesias, cementerio, supermercados, ni siquiera una plaza. Sus visitantes no descansan. Esta gran metrópoli vive en plenitud las veinticuatro horas del día.

Las personas que hurgamos por sus arterias, nos leemos e imaginamos mil cosas los unos de los otros, tal vez fantasías proyectadas por nuestra forma de pensar y escribir. Algunos de nosotros se conocen personalmente. Intuimos relaciones, encuentros, seducciones, amores a veces consumados o intercambio de mensajes sin haberse rozado ni siquiera con un dedo.

Nuestra biografía se asemeja a un pasaporte. Nos identifica una foto que no siempre es actual ni la nuestra. Este ícono, aunque no en todos los casos, es acompañado de una carta de presentación donde intentamos delinear nuestro perfil de manera similar a como creemos ser. Pero en general resulta frívola y no es representativa.

En “Página” leemos los poemas o los cuentos de un “chaval” con un sombrero de paja, de una mujer madura que muestra abundantes curvas, de una “piba” vestida de bailarina clásica, de un señor mayor con el cabello teñido, de una “gallega” que emerge de un mar de girasoles o de un musculoso mulato caribeño.
Siempre ocurre algo. Las palabras escritas nos unen, nos ligan con hilos invisibles los unos con los otros. Saludamos a aquellos que nos leen y comentan. Y a su vez leemos y comentamos. Pero no nos detenemos, escapamos a leer otros cuenteros: un mapuche con la cara de un perro, un “chavo” besando un mono, un ojo color azul que le falta la cara, un gauchito parecido a Inodoro Pereyra, una “botija” oriental que en sus comentarios refleja amistad y dulzura o con una nueva escritora erótica, que sospechamos haberla ya leído con otros nicks.
Nos relacionamos como entre quienes, por casualidad, se encuentran bajo un toldo callejero para guarecerse de un inesperado chaparrón y charlan hasta que la lluvia se detiene. Aunque pensemos que esta virtualidad apasionante está muy cerca de la locura, la realidad siempre prevalece. Algunas veces, la amistad que nos aproxima por similitud de sueños, suele transformarse en verdadera.

En esta ciudad mítica y paradojal en la que vivimos, sobrevolamos y a veces somos, nada es casual. Todos miramos la pantalla ebrios de ansiedad, esperando que algún lector se haya detenido en nuestra bibliografía, leído nuestros escritos y dejado un comentario .Es entonces cuando imagino a “Página” a orillas de un gran lago, construida como lo fue "Valdrada", una de “Las ciudades invisibles” de Calvino. Al llegar vemos dos ciudades, una directa y una reflejada en sus aguas. Este inmenso espejo de agua las deforma,; a veces acrecentando el valor de los textos y otras veces, disminuyéndolos.

Es gratificante leer un comentario satisfactorio, porque esperamos reconocimiento, pero no siempre agradecemos. Los seres humanos, más allá de sabernos o no poseedores de carisma, necesitamos de afecto y admiración. Por algunos instantes, ser protagonistas y recoger las mieses que sembramos al trasmitir las emociones que nos desbordaban, cuando, al acariciar el teclado de la computadora, componíamos las palabras que el corazón susurraba.

No todos los escritos que a nosotros resultan hermosos y deseamos que trasciendan, persisten cuando se reflejan en nuestros lectores. Estas dos “Pagina” crecen mirándose a los ojos y viven la una para la otra, pero no siempre nos dan satisfacciones.

En los “Libros de visitas” residen los verdaderos puntos neurálgicos de esta ciudad ¿Cuantas palabras pasarán por estos? ¿Serán las almas de “Página”? ¿Será la alfombra donde debajo ocultamos la basura? Estas dudas se manifiestan sujetas a numerosas interpretaciones, posibles de enumerar e imposibles de calificar. En “Página”, aquello que leemos en los “Libros de visitas” es abstracto e irreal.
Cuando un circunstancial fantasma se convierte en alguien con quien competir y discutir o sentimos que “Página”, que parecía la suma de todas las maravillas del mundo, comienza a derrumbarse, visitarla, carece de sentido. Si no poseemos una terapia eficaz para evitarlo, ha llegado el momento de meditar fuera de sus murallas, lejos de sus torres imaginarias asediadas con ferocidad por hordas de clones.

Debemos convencernos que siempre somos nosotros los responsables del vivero donde se cultivan estos pimpollos. Como buenos jardineros, saber que a las flores, algunas, las que regamos, crecerán y otras, las que no atendemos, se marchitarán hasta secarse. Si logramos encontrar el punto de equilibrio, podremos ver esta magnífica ciudad tal cual es: una mujer seductora, satisfecha de imponer sus caprichos a nuestra voluntad y de persuadirnos a transitarla viviendo la alegría de nuestras fantasías de escritores ignotos.

La felicidad consiste en transcurrir la vida tomados de la mano de nuestras verdades relativas, tolerando y aceptando las verdades relativas de nuestros semejantes. Así deberíamos interpretar la convivencia en “Página”, cuando inmersos entre las circunstancias inesperadas que surgen de la relación, nuestros propósitos se satisfacen sólo a medias. La virtualidad siempre padece de males que nos dejan secuelas. Únicamente aquello que conservamos de la realidad no sufre mutaciones. En esta apasionante ficción si no vivimos nuestros sueños, en algún momento dejaran de serlo.

¿Porque entonces, alguna vez se nos ocurrió pensar en emigrar de esta urbe fascinante? ¿Existe alguna razón poderosa que nos condicione?
Abandonarla es privarnos de un mundo diferente que nos atrae con la fuerza de un imán, de un paraíso literario, en el que perviven genuinos apasionados de las letras. El resto de los visitantes la pulula en forma transitoria, hasta el momento que descubran no pertenecer a ella. Abandonarla, es equivalente a privarnos de la felicidad que ”Página” nos brinda sin pedirnos nada a cambio. Porque aun así, vacía de nosotros; este carrusel de fantasías no se detendrá.

Alejandrocasals

Texto agregado el 28-11-2015, y leído por 270 visitantes. (15 votos)


Lectores Opinan
29-11-2015 Excelente ensayo, donde muchos de nosotros nos sentimos representados. Yo hubiera escrito lo mismo, aunque no con la calidad tuya. Tratas con respeto y calidez incluso a los clones, que tanto nos han amargado y que ahora pareciera que nos hemos acostumbrado ya que forman parte de la Página por derecho propio. Felicitaciones zumm
29-11-2015 Tu ensayo interpreta el sentir de muchos integrantes de la pagina que,al igual que yo,encuentran en ella un sitio para expresarse y aprender leyendo a otros.Me encanto tu escrito.Un Abrazo. gafer
29-11-2015 El texto está muy bien escrito y es ameno. Te felicito. Leandro77
29-11-2015 La realidad virtual siempre estuvo aquí. Cuando Leanardo da Vinci dibujaba sus planos de los pájaros mecánicos, se metía de lleno en la realidad virtual. Tumbarse en el cielo, observar las nubes, ver caras, islas y volcanes es otra forma de realidad virtual. La página azul es como una ciudad en medio de tantas otras, todas ellas virtuales, a la que se llega después de salir de la autopista. No tiene pérdida. Leandro77
29-11-2015 uN HONOR TENERTE POR INVITADO. mUCHAS COSAS QUE DESCRIBES SE QUE TE SUCEDEN en carne propia. Incansable viajero regresas cada tanto a la que es tu casa virtual en donde encuentras siempre viejos amigos viejas incompatibilidade y viejos amores . Espero que te detengas y frecuentes a menudo el club del barrio. ninive
28-11-2015 Qué bello tu texto Alejandro! Has reflejado cabalmente el mundo especial, trasnochado, a veces amanecido, de la Página. Un lugar donde guarecernos de las tormentas de "afuera", un nido cálido y reconfortante, en fin, cada uno lo siente a su manera. Te felicito, me encantó!!! MujerDiosa
28-11-2015 Visto de este modo, es un mundo casi surrealista. Bello y divertido para quien no se lo toma demasiado en serio sin dejar de hacerlo. Muy interesante tu escrito. filiberto
 
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