Cuando escribo hablas.
Empiezo a decir lo que mañana tendrá sentido, lo que más tarde podré entender, lo que mañana se me permitirá hallarle su sentido.
No puedo escribir sin nada que quiera expresarse, por mucho que busque las palabras no llegarán a ningún puerto. Sólo cuando algo quiere ser escrito mis manos se deslizan por el teclado.
Pregunta de corazón y tendrás la respuesta me dices y en tu extraño proceder me respondes.
Una imagen, una imagen mezclada entre pensamientos, una imagen que puede habitar en los sueños, pero que en vigilia no debiera hacer presencia.
Pasó sin ser advertida y con esto siempre dices: observa y que sea más allá de lo aparente. Fue un cuadro, un flash.
Pero, agradezco que mis alarmas estén funcionando, porque me lo cuestioné, ¿pues porqué aparece esta imagen tan fuera de contexto?, ¿acaso te ha llegado mi pregunta y me respondes?
Y era así... yo estaba mirando desde algún lugar, desde fuera y la vi ahí en el espacio; era una esfera, al principio pensé que era la luna, encima de ese no tan claro de la madrugada. No pude determinar si era de noche o era de día, pero el espacio no era oscuro del todo.
Pensé que era la luna porque si miraba de soslayo era clara, pero no era la luna; la confundí porque se veía clara, pero luego me di cuenta que no, que era una esfera completamente helada.
Observé mejor y era la tierra, siendo atravesada por descomunales y viajeras nubes de hielo.
Y ahí sentí dolor, pude sentir una pena honda y me dije: ¡he ahí!, tan pulcra pero fría. Su hielo era espectral; de mármol. ¿Adónde se fue tu azul, dónde se hallan tus territorios?
¿Eso es lo que proyectas hoy?, ¿eso es lo que muestras?, ¿ese hielo frío, distante y sin alma?, no quise revisar más esa imagen, ni tener más ese desconsuelo, la imagen se fue y mis ojos estaban llorando. |