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ABANDONO DE PERSONA
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por Alejandra Correas Vázquez

Argentina como sabemos hoy, es un país sin negros, sin presencia de raza africana propia.

La “Libertad de Vientre” decretada por el gobierno argentino de 1813 fue una ordenanza muy acertada que debía preparar a los nuevos citadinos de origen africano (ahora legalmente autónomos desde su nacimiento a partir de 1813) para una nueva vida. No se produjo de este modo un desbande de mulatos hacia la calle (como en Brasil o Norteamérica), sin techo, sin comida, sin ropa. Ya que sus amos al dejar de utilizarlos iban también a dejar de asistirlos, perdiendo con ello la comodidad brindada por el paternalismo, que solventaba antaño las necesidades de vestuario, casa y alimentos. Especialmente en gente como ellos ––los Angolas— que desde su llegada a territorio argentino, doscientos años antes, no sabían ganarse el sustento en la calle.

No se les impuso una partida obligada sin la experiencia vital, ni la preparación adecuada. Cosa que sabemos sucedió después en Brasil y Norteamérica. Los argentinos actuaron con mucha misericordia con sus negros y mulatos. Además de que sólo eran asistentes familiares, ningún africano en este territorio del cono sur sucamericano trabajó en tareas rurales. Para estas tareas estaban los gauchos, muy celosos de ese espacio campero que les pertenecía.

Se intentó con esta disposición tomar distancia de una situación a la otra. Fue una medida pensada, sopesada, estructurada para no producir una real violación a los derechos humanos, o sea el "abandono de persona".

Pero desde 1814 se presentó el problema de los negritos que aún mamaban. De los que debían aprender a caminar. De los que intentaban hablar por primera vez. De los que entraban recién en la primera infancia y además, de los preadolescentes incapacitados todavía para correr vida. Todos ellos debían continuar cuidados por sus madres y siguieron de este modo acostumbrándose a la viejas familias, donde con el nombre de “entenados” quedaron allí otras dos generaciones más.

Esta ley de Libertad de Vientre promulgada por los blancos, que no se basaba en un reclamo de los negros, en una nación ganadera cuya capacidad laboral estaba cubierta por los gauchos (a su vez celosos de su espacio propio) trajo aparejada, misteriosamente, la desaparición de toda su población africana de territorio argentino... Misterio nunca explicado

La aplicación de esta ley que en la práctica habíase retrasado, apareció de pronto con “mano de hierro” a la llegada de la democracia en el borde del siglo XIX al XX. Por orden oficial y con argumentos muy válidos.

La historia era irreversible. Los nuevos hombres libres fueron “liberados” rápidamente por sus amos, de acuerdo a la ley que comenzó a aplicarse con todo su vigor, una vez que los inmigrantes europeos arribaron con el ferrocarril y el feudalismo local comenzó a extinguirse.

La firmeza impuesta por las autoridades determinó su liberación inmediata, en forma absoluta, con todas sus consecuencias. Y su dispersión por territorios desconocidos, es hasta ahora un misterio Sabemos que Argentina es una nación sudamericana sin presencia de raza negra. Se desconoce hasta hoy por qué se extinguieron. Sólo conocemos la disposición de “libertad de vientre” de 1813 aplicada con todo su rigor hacia finales del siglo XIX.

Fue muy difícil la vida de los últimos negros Angolas de Argentina y muchas veces sus “libertarios” eran tan sólo oportunistas, quienes los esclavizaban, no en la documentación como sus ex amos, sino en el trabajo real explotativo, como los ingleses del ferrocarril que los fueron a buscar a los domicilios familiares con la fuerza pública. Y a quienes estos antiguos servidores de la vieja aristocracia colonial, terminaban por aborrecer con sabor a nostalgia pasada, “disgraciándose” en un crimen y escondiéndose en lsa barrancas ¡...adonde nadie los buscaría...!

Acostumbrados como estaban a vestir de librea como conserjes, guardaespaldas, guardallaves, mayordomos, cocineras, amas de leche, “hermanos de leche”, mucamas, doncellas y acompañantes ... O en oficios muy preciados de herreros, carpinteros, plateros, decoradores de templos, calígrafos (Angola tenía una buena civilización africana) ... terminaban por aborrecer a sus nuevos patrones,

Indocumentados desde su nacimiento al llegar como esclavos elegidos por sus oficios, para el servicio doméstico de las familias (pues los gauchos cubrían las necesidades del trabajo campero), eran voluntariosos y comilones. Tenían generalmente a su cargo la administración de las casas coloniales. Los Mayorales eran africanos, eran esclavos, y sin embargo gobernaban la peonada, arisca y libre.

Pero estaban también restringidos a esas familias, a ese ambiente que los limitaba, como también que los protegía de la intemperie y de la inseguridad. Eran ellos aquí en Sudamérica y en especial en tierras argentinas, tan extranjeros como los blancos. Pisaban, igualmente que sus amos, como intrusos, esta tierra de la Pachamama cuyos dueños naturales eran los indios.

Sin embargo bien se sabía, llevaban hacia el final de esta vida conjunta entre amos y esclavos, durante dos siglos desde su llegada, abundante sangre de sus familias propietarias. Un ADN lo hubiera claramente demostrado.

¡Y esto último fue lo que más desconcertó a quienes venían tras ellos con ofertas libertarias! ...Pues era su propia familia la que perdían al separarse de ellas, como iban perderse también, finalmente, el rastro completo de ellos mismos. Los más afectuosos se quedaron para siempre, enfrentaron a las partidas policiales que llegaban en su busca y hasta se escondieron en la despensa (“¡Como negro escondido en la despensa!”... frase acuñada de aquel tiempo).

Ya no eran esclavos del hombre blanco que los trajera desde Angola, sino de la pobreza. Se los había “emancipado” para no darles ni el lugar del gaucho, ni el del indio, ni el del mestizo.

No existiendo rastro afro–ritual alguno durante el tiempo cuando vivieron con sus amos, en las casonas coloniales o en los templos religiosos, su memoria colectiva pareciera haber desaparecido de improviso ante el infortunio del hombre que es abandonado por completo a una suerte incierta,.con todos esos misterios olvidados en el pasado de su África original.

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Texto agregado el 27-11-2015, y leído por 57 visitantes. (0 votos)


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