Por ejemplo Bruna, es bien bonito cantar. Pero yo no lo hago, tengo verguenza, se me humedece el corazón cuando pretendo hacerlo, mi mejillas se adoloran, mi cerebro explota, mis manos suspiran de sudor y los ojos se me llenan de agua clara, quiero llorar, en conclusión y no digas nada Bruna, pero es la verdad, lloro cuando no debo y no lloro cuando debo.
Si estoy en un funeral, no lloro, prefiero entretenerme con lo vivido, odio las personas, odio los llantos y asumo una compostura lacónica y especial. Presiento que ese día las personas se hacen buenas, o piensan ser buenas porque vienen a la iglesia, y siento cólera estar ahí, prefiero hablarle a la muerte directamente, decirle: "Gracias", con la boca cerrada, decirle: "Me acuerdo de esa palabra", "de ese pan con platano que me invitaste", "de ese dolor", "me acuerdo de tus caminatas", "de tus inquietudes, de tu corazón". Prefiero estar callada Bruna, imaginar.
Imaginar hacer el amor , por ejemplo, que invento a ese hombre, que es mi hombre por esa noche. Aunque, debo ser sincera, me entra un miedo terrible, no saber amar, el otro lado de la moneda, es decir, no amarlo cuando es real y deja de ser erótico, eso es lo terrible, dejar de querer aquello que te fue tan placentero.
Bruna, escucha, ayer hubo una explosión cerca a casa, era una radio local, nadie se movió, ya sabes que mi sociedad es temerosa, quién no Bruna. Solamente un tío se alzó y fue a ver si hubieron heridos, fue el valiente, el más valiente.
Regreso golpeado Bruna, no teníamos medicinas, no había médicos, ni seguros, casi muere mi tío, y lo recriminaron, mis otros tíos le recriminaron, ser tan egoista, quién paga ahora la cura.
Mamá fue a vender comida a los obreros, sale renegando, renegando, maldiciendo la fortuna, pero yo voy feliz, comeré arroz con pollo, !qué rico Bruna!
|