"... Qué el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo..."(canción)




Santiago, 23 de noviembre 2015:



Tu voz, alumbró tarde mis afectos, el transcurso de mi vida.
Desde el principio supe que la distancia sería eterna, aún así me crucifiqué...
Me clavé como estacas las historias escondidas en tus letras, tus despedidas de puntos suspensivos... Tu amor inconcluso, tus quimeras...

Me tomó años aprender tu lenguaje, hablar como tú; más solo treinta y nueve segundos elaborar la técnica apropiada para revolver, como cuchara de palo, las historias de nuestros antepasados, tus colores favoritos y los míos.

Mi memoria abrazada a tu austera entrega, fumando un cigarrillo, contempló escondida desde el umbral, innumerables veces, las puestas de sol o de la luna, recitando en oraciones simples tu nombre, suplicándole a Quetzalcóatl por un solo abrazo, una sola entrega...

Y ahora...
...heme aquí...
Lunes por la tarde,
24°C,
Tengo tanto frío...

Mi razón y mi dignidad te cuestionan, casi siempre en silencio, porque todos los derechos me han sido negados a cambio de una libertad mental que me hace presión en el pecho.

Y te beso en la distancia, con el amor de una niña pequeña que lanza sus besos al aire.
Y guardo, por si me hicieran falta en los próximos meses, tus secretos y los míos en los bolsillos de mi carne.

Me marcho...
Te digo adiós con las manos tristes y cansadas,
Me desprendo de tu sombra y te arranco con apuro como se arrancan las espinas, disfrutando como se diluye el dolor que me infringe la despedida.

Y mientras camino por esta larga calle, en línea paralela a todos mis recuerdos contigo, quiero virar, mirar tu espalda, correr y abrazarla. Pero Chimalma, anudando a la vereda mis pasos, me recuerda que contigo nunca me alcanzaron los rezos, nunca se alineó el universo, ni me bendijeron los dioses de guerra conspirando a mi favor...