El faraón andaba revuelto por aquellos tiempos por unos sueños recurrentes que le quitaban el mismo, como es comprensible estaba de un humor de perros , pues ninguno de sus astrólogos, adivinos, echadores de cartas y demás familia eran capaces de interpretarlos, ocurrió que uno de sus guardias que había sido trasladado de la prisión en la que se encontraba José y era conocedor de sus dotes para estos menesteres, dejo caer en el oído del Faraón (con mucho respeto y poniendo como pantalla entre su boca y la oreja del regidor una sutil tela de gasa) ¡!YO CONOZCO A ALGUIEN!!, El faraón ordeno que lo trajeran inmediatamente a su presencia y así se hizo.
Un José cargado de grilletes y cadenas se hincó de rodillas y escuchó atentamente los sueños del Faraón que consistían en lo siguiente: Había unas vacas (siete para más señas) flacas, escuálidas, un asco de vacas, paseando por las orillas del Nilo sin meterse con nadie, y esto aparecieron otras vacas (siete también, !!que casualidad!!) gordas y lustrosas que comenzaron a reírse e insultar a las flacas, las pobres que ya estaban bastante acomplejadas por su apariencia (en aquel entonces se llevaba la vaca gorda) se vieron en la desagradable obligación de comerse a las obesas, a continuación relató otro sueño prácticamente igual en que siete espigas de trigo anorexicas devoraban a otras siete rollizas y frondosas ( en resumidas, más de lo mismo de siete en siete).
José echo mano de piedras, cartas y parte meteorológico (no sé de que os extrañais?) e interpretó “Esto quiere decir que vendrán unos años... siete (como no podría ser de otra forma) de abundancia y siete de escasez” (¡!un lince el tío!!), El faraón quedó encantado con la explicación y lo nombró gobernador “de abastos”, es decir ostentaría el máximo poder del mundo mundial en lo tocante y "limitante" a Egipto.
Y acertó, sobrevinieron siete años de exagerada abundancia agrícola (no había mucho más "que rascar" en aquella época) "que echaba por fuera", y el hombre que era bastante espabilado se dedicó a “envasar todo al vació”, en silos vacíos que se llenaban inmediatamente, a consecuencia de este desenfreno productivo, hubo un BOOM en la construcción … de graneros y como todo lo que hace ¡!Boom!! explota, vinieron a continuación siete años de escasez brutal. (que nos lo pregunten a los españoles que estamos a la última en estallidos inmobiliarios).
Jacob y familia las estaban pasando canutas, pues era tal la sequía que el campo dejó de producir y por consiguiente el ganado `por solidaridad dejó de existir, llegando a la situación límite, que si querían llevar algo caliente al estomago tenían que comerse las uñas, en principio las propias, pero el hambre no entiende de “propietarios” y más de uno se pasó dejando sin falange de algún dedo al pobre incauto que pillaba desprevenido.
Ante tal cumulo de acontecimientos adversos Jacob se rascó los bolsillos y envió (a los diez de siempre) de compras por Egipto. (continuará)
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