Algunas aves sin paraíso
van soltando las blancas plumas
que aparecen tatuadas
en las espaldas de los penitentes.
El otoño como bálsamo dorado
cae sobre los lomos de las aves.
Y las cubre, las torna pesadas.
Algunas aves sin paraíso
caen redimidas al soplido del invierno
que quema frío los rostros de los penitentes.
Texto agregado el 25-11-2015, y leído por 134
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Lectores Opinan
09-01-2016
No entiendo como no te han hecho ningún comentario sobre este hermoso poema. George Trakl fue un gran poeta con pocos lectores. Tenía una conciencia terriblemente lúcida que lo mantenía sometido al sufrimiento de ver lo inútil de la vida; su descomposición incesante y la recua de vidas desperdiciadas que pasan por esta tierra. ¿Qué diría hoy este poeta? ¿No?
Un abrazo
Mis ******** elqtgdi
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