Enmudece
con el último adiós del día,
aprieta las muelas
deshojando margaritas en la esquina,
palpita el mundo
como si sus pupilas
se abriesen por vez primera.

Ella no quería ser negra ni oveja,
tampoco permanecer en el rebaño
aliviaría sus quejas,
¡oh pobre descarriada!
que ves el mundo por vez primera.

Amanece en la pacha,
el sol es dueño de la pasividad
que habita en el alma
y sin embargo,
la oscuridad alivia
y te sumerge en la tempestad de nuevos sueños
¡y estás tú y la deriva, ay descarriada!,
te llenas (para no pensar)
el vientre de malezas
mientras que la represión de los otros te alcanza.

Te abordan anhelos y pensamientos
que sólo a los humanos atormentan,
descarriada arrepentida no mires atrás
y como el peso de una pluma esta vida será,
el campo contemplas
y lo que se ha ido , se irá si lo dejas.

Descarriada que hieres y envejeces
no has elegido ser lo que eres,
más bien te has ido formando
según las acciones hacia ti de otras gentes,
descarriada que te guardas
en las penumbras de los seres
y sales a liberarte del mundo
cuando en cielos y días te has convertido,
cuando a lunas y estrellas
que entraran a vos has permitido,
cuando te asombras y vives.

Y así te quedarás existencia latente,
destino invertido,
flores que se abrirán
y han de perfumar a la muerte.
(UNA MUERTE CON OLOR A PRIMAVERA
)

¡Ay tú, que has visto el mundo por vez primera!