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Manguerearse: bañarse con agua de la manguera
Caña: Resaca; malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso.
Zorra: vagina.
Conchetumare: Concha de tu madre; ser despreciable, infame.
Tira: en Argentina policía civil.
Era joven y tocaba el bajo en una banda de rocanrol de garaje. No éramos virtuosos, pero las ganas de hacer música era lo que nos hacia inconfundibles. En verano quedaba solo en casa. Mi familia se ausentaba retirándose a la casa del campo. Mi casa era testigo de acalorados ensayos, con el posterior desenfreno que trae el escuchar rocanrol.
Amantes del rock, amigas y hasta comadres de mi mama venían a los ensayos que se llevaban a cabo ahi. A cada canción se destapaba la alegría de tocar un instrumento musical.
Una tarde estábamos en eso. Tocando ante este improvisado publico. Las comadres de mi mama estaban manguereandose empelota. De pronto sentimos una gran sonajera proveniente de la parte delantera de mi casa. Fuimos a ver. Eran unos cristales rotos en mis ventanas. Quien provoco semejante destrozo era el ex novio de una de nuestras fans, la más casquivana y promiscua. En un arranque de ira provocado por su amor no correspondido, me destrozo dos vidrios. Con el rockanrol en la sangre salimos en su búsqueda. No lo logramos pillar. El asunto paso.
Seguimos tocando. Ya bien entrada la noche, fui a dejar a un amigo a su casa, ya que estaba ebrio. Camino a ella me encuentro al individuo subversivo que había roto las ventanas de mi casa. Lo encare, pegue el primero, lo di bien. Tal era mis ansias de pegarle a ese animal, que no me percate de la presencia de sus amigos a pasos de nosotros. Acto seguido, vi una luz súper brillante en medio de una gran quebrazón….
Desperté con la cabeza herida y la nariz quebrada. Recupere el sentido en brazos de mi hermano, el que me levantaba muy enojado. Me reto. Mi amigo ebrio lo trajo a el y a mis amigotes que estaban en casa, pero ya era tarde. Me machacaron, literalmente, como membrillo colegial.
En esos tiempos teníamos una flamante Citroneta. Modelo AK6 con vagón, un joyita, le sacaba 100 km/h. como si nada. La cargamos con unos palos, un chuzo y una picota; parecía que íbamos a trabajar. Salimos en busca de los tipos. Hablamos con mucha gente en las esquinas de la población, sembrando el pánico. Pegándole hasta las sombras. No los encontramos. Se salvaron.
Volvimos a la casa y seguimos haciendo lo nuestro. Me mire al espejo y no me gusto ver mi cara toda desfigurada. Seguro que me echaban del nuevo empleo que había conseguido.
Al otro día. Con la caña, me llevaron a un centro asistencial, donde me brindaron los primeros auxilios. Un lavado anal, un algodón con colonia y listo. Además me sugirieron que me operase la nariz, porque parecía boxeador. Dicha operación debía ser hecha en un hospital, salía como 150 mil pesos, una millonada. Ahí el sentimiento de venganza se apodero de mí, con muestras de un odio violento e irracional.
Me opere, me dieron licencia por dos semanas, me pusieron hasta pasta muro en la nariz, solo podía tomar líquidos. Me decían el chacal del caldo. Mis amigos me cuidaron. Se turnaban para drogarse junto a mí. Fui al nuevo trabajo, conté la historia de un asalto, que me habían golpeado brutalmente y que habían abusado de mi mama.
Una tarde, solo en mi casa, golpean a la puerta. Se presento una señora. La madre del susodicho. Me pidió mil disculpas por lo acontecido en nombre de su hijo. No servían de nada las disculpas de la vieja. Yo me enfurecí, profiriendo un sentencioso: -metete las disculpas por la zorra, vieja conchetumare!!! La mande a freír monos al África.
Al día siguiente lo mismo. Esta vez era la policía, ni que decir de ellos. Les abrí. Venían en mi búsqueda, para llevarme a su guarida. Tenía una demanda por una amenaza de muerte que yo le había hecho al tontorrón despechado. Sorpresa para mí, el que había sido el principal perjudicado. Yo, el que tenia que tomarse las cervezas con bombilla!!! Ah!!
Converse con los tiras. Le conté lo acontecido, incluso le describí las estrellas que vi aquella noche. El policía me dio toda la razón. Me aconsejo que pusiera una contrademanda. Constate mis lesiones y daños. El hombre de la ley me conto que no podía ni mirar al susodicho, tal como estaba la situación.
Luego de seguir el conducto regular en estos litigios legales, llego el día del comparendo. Frente a mi los agresores, quienes me habían desfigurado. Sus versiones no coincidían con mi historia, pero yo tenia la marca indeleble de la brutal agresión, las boletas de los hospitales, fotos de las ventanas malogradas, etc. La ley me amparo, así es que gane. Durante tres meses me pagaron todo lo que tuve que gastar.
Si bien la ley se pronuncio a mí favor, el mal rato no se puede compensar económicamente. Aparte la fan por quien se había producido todo ese altercado era hedionda y bigotuda. Me lamento en lo más profundo del alma por haberla invitado a mi casa. No se sabía ni las canciones.

Texto agregado el 18-11-2015, y leído por 64 visitantes. (0 votos)


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