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Inicio / Cuenteros Locales / pablopistoia / ¿Te imaginás dos Chinos?

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¿Viste cómo estamos? Todos entreverados. Que tranquilidad, mi amor. Me encanta esa luz amarilla que viene del pasillo. Imaginate si fuéramos chinos. Me refiero, imagínate si fuéramos vos y yo, igualitos, pero chinos. Lo digo por esa música de fondo que agarran los parlantes, ¿viste?, la que suena despacito. Parece música de oriente, capaz es eso la tranquilidad. Imaginate que así, en nuestro paralelismo chino, después tendríamos que salir a sembrar un campo, y los chicos por acá, y las enseñanzas que les damos, tan distintas, tan antiguas, muchísima tradición en nosotros.
Sí mi amor. Me encanta que me acaricies los pies pero, ¿justo me tenés que tocar la parte encallada? ¿O es una ampolla? Fijate, apretala, si tiene juguito es una ampolla, una ampolla de geisha. ¿O eso es Japón?
Otra cosa que hace a la tranquilidad es la luz amarilla del pasillo, porque no llega entera sino un pedacito, ¿ves el rectángulo que forma en la pared? Es un rectángulo a medias, recortado, amorfo, es… vos me entendés. Y basta ese rectángulo de luz verdadera para amarillar el resto de la pieza, ¿te das cuenta qué hermoso? Creo que todo es porque somos jóvenes, hoy no va a volver nunca, este segundo, este pensamiento, fugaz, se terminó, nunca más. Pero vendrán otros, ojalá que lindos, ojalá que chinos como el ruidito de la falsa radio o como el amarillo de la pared.
Te cuento, todavía sigo pensando que la gravedad puede cambiar de dirección y de repente la pared nos comienza a atraer. Primero nos caeríamos a la pared, la cama, los muebles, y mejor sería que cerráramos la puerta, así nos desentendemos del caos de afuera, y después a ordenar lo poquito, tender las sábanas y esas cosas. La luz amarilla estaría en el piso, aunque la puerta ya esté cerrada, porque le simpatizamos y se quedó, para amarillar el resto. Imagino que esta luz, la luz amarilla, también se sorprendería del cambio de gravedad, querría estar en una pared del costado, como antes, y nosotros deberíamos hacer un esfuerzo grande para explicarle que sigue siendo el costado aunque la fuerza de la gravedad apunte ahora en ese sentido. El vector. Qué aburrido.
Bueno, habrá que aterrizar. Por lo menos déjame sentirme eterna entre tus brazos que me dan cinco vueltas, cintura, espalda, cuello, y la mano que sostiene mi mentón como sostenés un vaso con agua, porque te gusta agarrarlos desde abajo, como si fueran una esfera de cristal.
Ahí vamos, ya nos comenzaste a moverte, te noto incómodo. La luz se va a dejar de quejar y nosotros, y el vector, todo va a volver a estar como siempre en esta piecita amarillenta. Y si de pronto yo me muevo, o me levanto, no te olvides de recordarme también lo que vale un momento, mi chinito, que ya te extraño, y no me acostumbro a que no vas a estar más.

Texto agregado el 16-11-2015, y leído por 173 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
04-01-2016 Un momento eterno y desbordante de creatividad. Felicito tu ingenio. ¿Sabes? Me sacaste una gran sonrisa con tu originalidad. Besos. SOFIAMA
16-11-2015 ¡Cuanto delirio! Son dos figuras chinescas sobre una pared amarilla...felicito tu desbordada imaginación. hgiordan
 
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