“Hace algún tiempo que no vienes”
Dijo la lápida sin contener su enojo. Las flores frente a ella estaban ya marchitas, no tenían olor alguno. Comenzaría de nuevo con sus regaños, de no ser porque él venía con la cabeza baja, triste. Decepcionada no dijo más. No se veía bien, pero traía flores.
“¿Qué sucede?”
Preocupada, la lápida, veía como el hombre se hincaba, sacaba las flores del recipiente. ¡Oh pobres flores marchitas! Después de ser la belleza viva, resultan desperdiciadas en un gris monolito. Reemplazadas, se santigua. Sus manos, no perezosas, sino cansadas se mueven con lentitud. Observa con seriedad.
“Vamos habla”
Quiso hablar pero algo se le atoró en la garganta. Palabras que cortan al salir no sacaron sangre sino lágrimas, pesadas lágrimas que caían en torrentes hacía el abismo del desahogo, suicidándose por no poder resolver nada.
“Papá dijo que lo enterráramos junto a ti”, absurdo aún más para la lápida decidió no hablar más. Las palabras salieron entrecortadas, nada seguido, nada que ella pudiera entender.
¿Qué hacer en estos casos?, ella no lo sabía, ni siquiera podía relacionar las palabras con el llanto, sin embargo la embargaba una profunda melancolía, como si quisiera abrazarlo a pesar de no tener brazos. Tenía flores, tenía alguien con quien conversar y según lo poco que entendía pronto tendría un compañero, ¿por qué no estaba feliz?, alejó su mente y observó de nuevo al hombre. No había dejado de llorar pero sus lágrimas eran calmadas, ya no eran un río sino más bien un lago, ahí estaban pero no se movían. Cerró los ojos meditando y recargó su barbilla sobre su pecho. Encontró una brisa fría que se llevó una o dos lágrimas, mágicamente, pero nadie lo vio.
La lápida quería que le platicara más cosas, aunque se había acostumbrado a la soledad, pero no la veía de buena manera. Por fin él rompió el silencio.
“Te extraño mamá, los extrañaré a ambos”
Se levantó y alejándose dio paso a la tan confiable soledad. La lápida no comprendió del todo, sin embargo, si hubiera tenido alguna manera, hubiese llorado.
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