Te me cuelas entre mis dedos como el agua que pretendo cargar por las mañanas entre mis manos, para enjuagar el desdén de las horas enterradas en las sábanas.
Si pudiera sacudirte despacio aunque de modo certero. Voy por la izquierda y luego por la derecha y en todos lados encuentro limite. Escucho el reloj y seis meses se convertirán en horas, en pocas horas. Me dejaras volar, el viento me alejara y quizá la trayectoria de este cuerpo olvide su origen.
Es cierto que lo pienso, lo repienso y novela no es. Es probable que aunque me lo gritaras no escuche. Después de todo ha sido muy largo el silencio y los escombros entre medio de nuestra historia.
Fíjate, he escrito nuestra. Ni siquiera eso. ¿Cuándo podrás dejar de temer a la idea que compartes de mí? ¿Cuándo dejarás de criticar mis decisiones, cuándo dejarás de lado esos prejuicios que se dibujan sin fundamento?
¿Para qué me pregunto? ¿Para qué ahora? ¿Qué pretendo? En realidad quiero cautela, esas escasas palabras que aparecen oportunas y que no necesitan mi intervención. Quiero inundarme en el silencio que se sostiene cuando aparece, cuando me roza apenas el codo y me sumerge en la sensación de seguridad. Quiero el tiempo detenido en esa mirada que no me exige, que me elije, que pretende el bien en mí y me enseña a sentirlo así. Quiero el abrazo que me aprieta, me sostiene y me libera; que me descubre como mujer.
Vuelve el pasado sobre mí y trae cánticos del ayer pero con nueva melodía. Y me pregunto qué es esto? ¿Por qué ahora resulta que me amaba y que me percibe exquisita? Era exquisita antes y ahora lo soy más que nunca?
¿Qué clase de engaño grita esta instancia de vida? ¿Será para apurar el paso y terminar por concretar la huida que perfilo hace años?

Take and Release