Este mundo se está cayendo a pedazos,
estas manos,
mis manos no me cubren de la mediocridad que vendrá a romper el semblante de mi rostro
cuando la ausencia que has dejado
sea una abertura infecciosa
en mi memoria y en estos ojos,
estos ojos
que se sumergen en una profunda oscuridad entre escarchas frías y solitarias.
¡Oh, existencia!
¿dónde está la beatitud de la que muchos sabios han decantado su vida y también sus miserias?,
¿dónde está la dignidad del hombre por el hombre?,
¿dónde está la poesía que aventurarme ante la inmundicia de la vida me animaba?
Me pregunto,
¿dónde estarás VOS?,
necesito que seas real y un refugio infinito,
necesito la integridad de tu alma
y la verdadera vida que dentro tuyo se proyectaba,
te necesito porque no he de soportar
mientras este mundo se cae íntegramente,
a pedazos.
Y decíme,
¿dónde está ese respeto que se gana?,
¡pero no!, yo no vine a ganar frivolidades absurdas,
el respeto deviene de la humildad y de auras bondadosas
y más allá de todo bien y mal,
yo no vine a respetar lo que me da la espalda,
lo que desborda de mezquindad, de egoísmo, de falso amor e ignorancia,
yo no he de rebajarme ante semejante humillación deshumanizada,
yo no compraré algo que también se cae a pedazos y genera en mi interior rechazo,
y el merecido sentir de esta sanadora náusea. |