Camino por las enredaderas de tu pelo, los entretejes de tu pensamiento y me acercó a las fuentes de tu deseo. Te despierto con una caricia, y tomo el mejor asiento en algún recodo de tu mente y a media noche: aplaudo a rabiar el tabledance de tu libido.
Texto agregado el 12-11-2015, y leído por 326 visitantes. (9 votos)