Un sonido seco rebota en las rígidas paredes de concreto que atisban la ciudad, el cuerpo al unísono cae de forma seca, produciendo un leve ruido al chocar, el cráneo se ve como una flor, una flor abierta de par en par, con delgados pétalos adheridos fuertemente entre si.
La sirena se acerca, bueno en realidad su retumbo, comienzo a bajar por la escala metálica, no se imaginan como pesa esta arma, escondo mi cuerpo en un matorral, y espero...espero, la policía mira en todas direcciones, y no se les ocurre, ni por un momento, que fue un tiro flanco.
Uno, inhala, dos, exhala, tres, mantén la respiración,… cuatro dispara. La vetusta señora, es impulsada hacia atrás con un disparo en pleno corazón, un tiro limpio, hermoso, sus ropas se cubren de sangre, mientras bajo la azotea, nadie se imagina que fue un tiro flanco, nadie.
Extenuado, me dirijo a casa, ha sido un buen día, dos blancos, en menos de 48 horas.
Mi hijo salta a mis brazos, colmado de felicidad; el sabe que moriré cualquier día de estos, sin embargo, desea seguir a su padre.
--hoy tendremos clases de tiro--, exclama el feliz asesino, de jóvenes, mujeres y niños.
El tiempo paso para el padre tanto como para el joven, y dos años después.
En su habitación, el novel francotirador, juega en su computadora, de pronto la pantalla se vuelve negra, el reinicia el equipo, luego de unos segundos, la interfase comienza nuevamente a verse tan atractiva como siempre, solo una cosa desentona la armonía eléctrica del momento, un archivo que nunca había visto, se encuentra en el centro de su pantalla, sin pensarlo el presiona un doble clic.
*flanco = tiro de presumible distancia, tan certero, que no produce dolor en la victima.
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