Eran las 4:00 AM, no me podía dormir a si que decidí salir a caminar por las calles vacías de la pequeña y linda ciudad en la que vivía… Hacia un clima frió, nublado con grandes ráfagas de viento que pasaban llevándose las hojas de los árboles.
Estaba sola, caminaba tranquila, era perfecto estar sola, en paz, aunque sea hasta que salgan los primeros rayos del Sol.
Estuve los últimos meses atormentándome con que estaba sola, con que todo era irritante, con que nadie me entendía y toda esa clase de pensamientos depresivos… Pero por fin, hoy estaba sin ellos.
Regresé a mi casa, me sumergí en el sofá y encendí la tele; lo único que podía encontrar en ella eran shows, algunos documentales, películas de varios géneros, pero nada de eso me importaba… Todo me parecía aburrido
(…)
Ya era mediodía y desde la ventana podía ver a la gente deambular por las calles hacia distintas direcciones, entrando y saliendo de las tiendas, gastando dinero en comida, en revistas en ropa, etc…
Salí de mi casa y me metí en las calles dirigiéndome al supermercado. Ya llegando a él me llamo la atención un hombre que iba vestido de un traje azul y unos guantes negros.
Estaba parado en una esquina y observaba todo con mucha atención, parecía inmóvil, su expresión era casi nula. Antes de que me diera cuenta él había clavado sus ojos en mi mirada. Me dio un poco de miedo al notar que sus ojos eran naranjas y sus pupilas apenas se distinguían. Se acercó a mi, sonrió y me tomo del brazo bruscamente sin decir ni una sola palabra. Quise escapar pero sus brazos eran como dos potentes imanes y yo una lata de gaseosa, débil y pequeña.
Me llevo a un callejón y, otra vez sin decir ni una sola palabra, me sujetó la muñeca y me aplicó una inyección que hizo que me desvanezca. No pude hacer nada contra eso…
Me desperté en una sala cerrada. Cinco hombres y tres mujeres me observaban. Todos tenían los ojos naranjas y todos vestían de trajes azules.
Una de las mujeres se acercó a mi y me dijo con una voz ronca y seca:
- Ahora puedes entender nuestro lenguaje, te hemos puesto un microchip para que puedas comunicarte con nosotros y brindarnos la información que puedas obtener para nuestro proyecto.
No sabía que estaba pasando. Lo primero que pensé era que estaba alucinando, que me había vuelta loca.
-¡¿Qué es esto?! ¡Me estoy volviendo loca! –Grite -¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué me secuestraron?
Me sentía mareada, confundida, mi cuerpo temblaba y a veces hasta me costaba respirar.
-No grites. Esto es real, no estas loca –me explicaba tranquilamente –Nosotros somos del planeta que ustedes conocen como Neptuno. Hemos hecho varios viajes hasta aquí, pero nunca habíamos encontrado a un humano dispuesto a ayudarnos. Sabemos que es complicado para un humano creer que hay vida en otros planetas, y es que para nosotros era igual, pero te aseguro que lo que estas viendo y oyendo es totalmente real.
No entendía nada, mi vida había dado un giro completo. Imaginé que ese “proyecto” que había nombrado al principio se tratase de querer invadir nuestro planeta, de querer convivir con nosotros o hasta de llevarnos a Neptuno…
-¿Y que quieren que haga por ustedes? –Dije dispuesta a ayudar a estos seres que me seguían pareciendo irreales -¿Acaso quieren invadir nuestro planeta?
Todos los neptunianos empezaron a emitir una especie de risa silenciosa y burlona.
-No –dijo uno –Este planeta no nos interesa sus temperaturas son irritantes, estamos acostumbrados a las frías temperaturas de Neptuno. Estos trajes que llevamos son los que nos permiten estar aquí
-Queremos información –Volvió a hablar la mujer que me hablaba anteriormente
-¿Qué clase de información? –Pregunté con pocas esperanzas de poder ayudarlos
-Queremos que nos digas todo sobre este planeta, todo sobre el humano, todo sobre los seres vivos que aquí existen… Todo
-Mmm, ¿eso? Pensé que sería algo mas complejo!
-Más complejo? –Se asombro uno que parecía estar gordo -¿Acaso piensas que no es complejo lo que te pedimos?
Me quede callada, pensando… Si, la vida en este planeta era muy difícil de explicar. El humano era lo mas complejo que conocía, pero nunca me había dado cuenta, nunca me había dado cuenta de lo que realmente pasaba, de lo que realmente éramos…
-Lamento decir que no los podré ayudar –dije –Todo lo que aquí sucede es casi imposible de explicar.
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