Voy a tus ojos
al brillo de carbón lunático
donde se refleja tu melancolía.
A tu mirada voy,
al encuentro del alma,
a esa sonrisa pura
que se te escapa de las entrañas
y se evapora en cristalinas mariposas.
Voy a vos,
ahí me detengo,
no se quién eres,
ni vos quién soy.
De mi te diría, quizás,
poeta,
pero de vos, digas lo que digas,
nada creería,
a menos que me confirmes
que eres el azul del sueño
de un enamorado dios de azúcar.
A la magia del cuento voy,
donde apareces,
donde te esfumas,
desnudo de utopías,
a llenarme de fábulas,
dragones, caballeros errantes,
de pegasus y doncellas.
A llenarme de lo fantástico,
de hadas y niñas
con ojos de carbón lunático
que suelen ser el azul del sueño
de algún dios de fantasía.
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