No hay cruces sobre el agua,
no hay luto, no hay muerte, ni olvido.
Noviembre quince en el Puerto,
artesanos, obreros, albañiles, vendedores del mercado,
zapateros, arrieros, zafreros, carpinteros, mecánicos,
cargadores, madres, padres, hijos, nietos, abuelos, tíos, sobrinos,
como alta marea inundaron las calles del olvido,
cual tormenta echaron abajo el silencio de los poderosos del dinero,
hirieron de muerte a la oligarquía nacional, a la burguesía mundial,
y en acto de entrega total recibieron en sus pechos el plomo caliente
disparado por los cancerberos del oprobio,
plomo disparado por la asesina aristocracia
que hasta hoy miran con desprecio a los herederos de los muertos justos
los proletarios del puerto, que en siglo XXI
preparan la definitiva huelga popular,
la tormenta que disparará justicia
por las vidas arrancadas en 15 de noviembre. |