Lo que voy a relatar es con permiso de mi esposa, aunque para ser honrado les diré que es a escondidas de ella (no vaya a ser el diablo).
Pedro Grullo es un simpático personaje que dice puras verdades, así sucede con un tío mío, viejo de los de antes, seguro de sí mismo y con dichos que son verdaderos dogmas, no religiosos ya que es agnóstico, pero emplea imágenes de la curia eclesiástica.
El hijo de mi tío, mi primo, le pregunta a su papá:
—¡Apá, apá! ¿Es cierto que los hombres se van al infierno?
—Los solteros hijo, porque los casados… ¡La pagamos aquí mismo? —responde el tío.