La casa de los gatos, siempre está firme
Incorruptible pero desgarrada
Llego y todos me dan la bienvenida
No me quieren y yo los quiero
Tal vez más que a cualquier hombre

Cae el sol, y todos esperan su comida
Salgo y en la sombra me tiendo
Prendo un cigarro y todos se acumulan a mí alrededor
Tal vez me quieren, lo dudo
La casa de los gatos es también mía
Pero un poco mas de ellos

Cuando vuelvo a duras penas
Con los muertos tonos de un negro amanecer
Me miran, me ven pasar
mi figura encorvada
Cansada y borracha
Y hago el esfuerzo, les ofrezco un cariño
Una caricia, les chisto, luego me envuelvo entre las sombras
Y ellos cuentan las horas, los pájaros, las ratas
Hasta que me les vuelvo a aparecer
Derrotado, sonámbulo e indiferente

Si, la casa de los gatos no es la mía
Es de ellos, es del hambre y la neblina
Es la casa de los rosales rotos
Y los malvones muertos
Ahí vivo, o creo vivir
Ahí, donde me rodean los maullidos
Donde no hay lauchas pero si penas
Ahí, donde sus orejas parabólicas
Escuchan mi tristeza
Sus narices huelen mi tristeza
Sus dos soles buscan mi tristeza.