Ella lo mira,
Él la mira,
atascados en la furia conspicua,
reveladora.
La gente del café ya de noche,
atascados también entre ellos,
en silencio luego de los dardos hirientes,
insatisfechos,
dirigidos hacia un fin pedestre… sin luces,
Ella la mascota de una farsa,
Él la farsa sin ganancias,
sin recompensas en el desenlace del acto,
porque lo resolutivo esta en las miradas de ambos,
miradas de cansancio…
de los que pudieron y no quisieron.
Ella busca cariño en él,
ese antes abundante y solo escucha ecos de ausencia,
Él en el extravío ensoñador de la esperanza fantasma.
Ella saca el anillo de su dedo y lo guarda en el bolso,
Él observa como ella se pone de pie y se va.
Donde está la música?
donde el réquiem?
Él entiende,
paga la cuenta… paga la farsa y se va.
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