El nubarrón se me acercaba
e impaciente esperaba que llegara
cuando el dulce aullido de los lobos
resonaba en mis oídos, bajo la negrura de la montaña
solo con el mundo era feliz
con la tormenta de guardaespaldas
y la danza eterna de los gemidos
el planeta era sombrío
pero absolutamente hermoso
trepe y trepe para tragar el aire helado
y por fin en lo alto, se asomaron las estrellas
estaban ciegas de tanto esplendor
lejos, infinitamente lejos
pero no más que nuestros planes
el futuro o los abrazos
¿Por qué dolía tanto esa belleza?
Lejos de lo nocivo, de las lenguas afiladas
Aun apartado todo aquello se extrañaba
Las calles polvorientas
Las manos que se sueltan
Los ojos vacios y tempranos de la muerte
Apunte el mentón al cielo
Los aullidos me abrigaban
Me entendían, esos llantos
Desgarrados eran como yo
Casi idénticos, tan suaves y tan fríos
Entonces infle el pecho
Y el alma se poso en mi retina
Y quise llorar pero no pude
Moverme pero estancado estaba
Y de pronto los sonidos de la vida cesaron
Y me quede solo
mudo y afligido
Una vez más.
Texto agregado el 05-11-2015, y leído por 127
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Lectores Opinan
05-11-2015
"con la tormenta de guardaespaldas
y la danza eterna de los gemidos
el planeta era sombrío
pero absolutamente hermoso" jdp
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