Entrégame la vida, si verme muerto quieres.
Entrégame la felicidad, si verme triste quieres.
O dame alguien a quien amar, si mis letras ya no quieres,
mas no me quites la fragante chispa que de ti robe
para mis bosques iluminar y mis océanos perfumar.
Déjame embriagarme de los paisajes que de tus silencios brota
y las fulgorosas luces que tus ojos irradiaban cuando mis puertas te abría.
Déjame la naturaleza impetuosa de tu ser,
que en convulsiones y temblores iniciaba
y en paroxismos y terremotos terminaba.
Evoco tu sonrisa candorosa, que de color translúcido
me dejaba ver los sentimientos que en su rostro se dibujaban.
Todos esos retratos, expresiones que palabras no me dejaba,
pero de emociones me llenaba yacerán en mis desiertos perpetuos,
vagando sin un fin al cual llegar.