VIDA ETERNA
Mañana es mi turno para ingresar a la clínica. Tengo miedo. Pero debo hacerlo. Ya he cumplido la edad que las nuevas leyes exigen, y tengo además el dinero para pagar el traspaso.
Llevan un año preparando mi futuro cuerpo. A mi gusto. Pedí que fuera muy parecido a mí cuando estaba en mis veinte años. Pero eso sí, que fuera más musculoso, y en lo posible, algo más hermoso.
La clínica tiene mucha seguridad. Las protestas en las calles no han cesado en mucho tiempo. Los motines se suceden desde el mismo día en que se anunció oficialmente al mundo este grandioso avance de la ciencia.
Algunos están en contra, porque consideran poco ético el procedimiento. Otros porque están en desventaja, y van a morir mucho antes de que puedan reunir el suficiente dinero para costearlo.
Al principio, eran mayoría los escépticos. Pero los científicos demostraron que sí, que era posible, y que no existían altos riesgos. Ya habían probado lo más importante, el flujo de la información de un cerebro a otro. Lo hicieron primero con perros, y fue alucinante cuando al despertar, los nuevos canes reconocieron y obedecieron perfectamente a sus dueños de siempre.
Luego probaron con voluntarios ya desahuciados, próximos a morir. Fue un éxito total.
Ahora ha llegado mi turno. A partir de mañana, seré un hombre nuevo y perfecto. Pero a la vez, seguiré siendo yo, el de toda la vida.
A partir de mañana, dejaré atrás este viejo cuerpo. Me integraré al club de los renacidos, y tendré por fin una vida eterna.
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