Rodolfo Sanchidrian (El pordiosero)
Siempre había tenido muy clara su vocación, quería ser pordiosero.
Seguramente ya lo incubaba en su pequeño cerebro desde que nació y aunque se fue desarrollando con los años, apuntaba desde bebe, apenas gateaba y ya había desarrollado la rara habilidad de estar siempre extremadamente guarro, bueno ya es sabido que cuando los niños son muy pequeños la higiene no forma parte de sus preocupaciones, pero Rodolfo era especial, daba igual que estuviera en la cunita, en el corralito o donde fuera que a los diez minutos de dejarle solito ya estaba churretoso, pringado de cualquier cosa y con la cara y las manitas negras, sus padres no podían comprender como lo conseguía casi sin esfuerzo, y es que seguramente ya se estaba entrenando para la que sería su profesión en el futuro.
La tendencia en vez de remitir fue en aumento y cuando empezó a ir al colegio, siempre, pero al decir siempre era siempre, a la salida de las clases aparecía con el babi medio roto, la cara con restos de comida, los mocos secos de horas sin limpiarse, los zapatos llenos de polvo, en definitiva hecho un asco, por supuesto era siempre el mas desgalichado y guarro de todos.
Sus padres estaban siempre avergonzados, bien por las notas de los profesores relativas a su higiene, bien por las expresiones de amigos y familiares cuando le veían o por el mote con que los niños le llamaban, Rodolfo El Guarrete, pero no podían hacer más de lo que hacían, Rodolfo era un niño descuidado, sucio, dejado y carente de complejos relacionados con su aspecto y lo que aun era peor sin ningún interés por cualquier aprendizaje fuera el que fuera.
Y así llego a la adolescencia sin haber acabado los estudios primarios, sin mostrar interés por ninguna cosa que requiriera el más mínimo esfuerzo, sin ninguna preocupación por el futuro y cada vez más guarro y abandonado.
La desesperación de la familia era enorme y no solo por su aspecto dejado y casi repúgnate sino por lo que sería de él en el futuro, pero cuando se estaban planteando seriamente tomar una decisión, enviarle a un colegio especial, llevarle a un sicólogo, castigarle o qué hacer, fue Rodolfo el que una tarde les abordo y muy serio les dijo cuál era su plan para el futuro.
“Papa, mama, os veo muy preocupados y quiero deciros que no tenéis que sufrir más por mí, tengo muy claro lo que quiero ser de mayor, quiero ser pordiosero”
Cuando recobro el habla, fue su padre el que a media voz, no podía hablar más fuerte, consiguió decirle.
“¿Pero como pordiosero? ¿Pero qué dices? Eso no es una profesión, es una lamentable situación a la que por desgracia llegan algunas personas, ¿Cómo se te puede ocurrir semejante tontería a los dieciséis años que tienes? ¿Pero estas loco?”
“No papa” le contesto.
“Estas equivocado, no estoy ni mucho menos loco, al revés estoy muy lúcido y lo he visto todo muy claro, he reflexionado mucho y he llegado a la conclusión de que es la mejor opción que puedo tomar en esta asquerosa sociedad que me ha tocado vivir y te diré porque”
Y continúo.
“No tendréis que gastar dinero en costearme una carrera hasta seguramente más allá de los veintimuchos años”
“No necesitareis gastar dinero en ropas adecuadas, libros, cursos “master” y otros gastos parecidos”
“No tendré que dedicar algunos de los mejores años de mi vida para lograr una enseñanza que casi con toda seguridad no me permitirá encontrar un trabajo digno y que en el mejor de los casos posiblemente solo me permitirá unos mínimos ingresos para mal vivir”
“No tendréis que estar preocupado ni vosotros ni yo sobre si los resultado académicos que vaya obteniendo son adecuados o no, sabiendo además que prácticamente eso da igual al final”
“No me tendré que plantear de si podre vivir aquí o si tendré que irme al extranjero a probar fortuna”
“Siendo por mi decisión un pordiosero, no necesitare nunca comprar casas, pagar hipotecas durante treinta años o más, soportar gastos de electricidad, de gas, de agua, impuestos municipales y que se yo cuantas cosas más”
“Nunca tendré que estar pendiente de mi apariencia o de gastar en restaurantes, coches, viajes, o cosas superfluas ya que soy yo el que habré tomado la decisión de vivir como un pordiosero”
“Y me diréis ¿Pero cómo vas a vivir?, os contesto, pues marginalmente por supuesto, me buscare algún sitio para dormir, quizás un centro social o compartiré con alguien cualquier chamizo, comeré cosas elementales, me iré a vivir a una ciudad con buen clima en la costa en que se agradable el tiempo, me vestiré con la ropa que consiga en parroquias y centros benéficos o de lo que vaya consiguiendo siempre con el más mínimo esfuerzo, sin preocuparme por el futuro y sin ninguna ambición por conseguir cosas, porque no quiero nada ”
“Diréis que eso no es vida y que estaré siempre fuera de la sociedad y tendréis razón, es lo que quiero, pero por favor os ruego que siempre tengáis en cuenta que no deseo nada material y que no quiero estar siempre preocupado por la posibilidad de quedarme fuera de la sociedad, porque ya estaré fuera y eso es lo que yo habré elegido, no tendré cargas ni económicas, ni sociales, ni de ningún otro tipo, podre decir lo que quiera sin miedo a que me quiten lo que no tengo y sobre todo seré libre”
Y se fue de casa y anduvo por el mundo sobreviviendo mucho mejor de lo que podríamos creer y conoció a gentes parecidas a él, sin ataduras y sin miedos y vivió y vivió y…..sobre todo fue libre.
Y sus padres que al principio quedaron desesperados, acabaron resignándose sobre todo viendo que su hijo fue y es feliz y aun de vez en cuando se preguntan,. “Bueno Rodolfo ha llevado las cosas aun extremo exagerado, pero ¿No tendría algo de razón?”
Fernando Mateo Octubre 2015
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