¿La gente no cambia?
¿Cuál es la experiencia en los tiernos años de la infancia para que una persona no logre desarrollar empatía y por el contrario se desarrolle invadido por emociones "negativas?
''Se está de acuerdo que para ponerte en los zapatos de los demás necesitas empatía y esa es una cualidad que nace en los primeros días de tu desarrollo. Es cuando la madre sabe cuando tienes hambre o sed o necesidad de calor o mucho calor y ella atiende esas necesidades. Cuando se desarrolla la comunión emocional con la madre y por extensión, con los demás.
Precisamente la empatía, la emoción de la cual carece el psicópata. Dudo mucho que esta cualidad se pueda desarrollar plenamente a una edad adulta mediante psicoterapia o por una realización personal.''
Anónimo.
¿Puede cambiar un adulto sus hábitos y costumbres? Las estadísticas en los sistemas penitenciarios o centros de rehabilitación para menores donde los humanos son sometidos a terapias y cuentan con estadísticas tan limitadas como la no reincidencia, dicen que si. tomando en cuenta que el tratamiento profesional que se imparte en dichos centros es la única oportunidad que tienen de reivindicación después de que todos los demás los rechazaron, por supuesto que los resultados llegan a ser alentadores, porque volver de donde salieron no ayuda demasiado, aun así suele pasar que estos personajes más tarde que temprano vuelven donde las cabras.
Estudios psicológicos nos muestran grandes avances respecto al cambio de actitud, el cual se podría lograr bajo amenaza o tortura y en período de tiempo reducido y menos costoso obtener un progreso semejante. Cambiar a otros no es nada complicado, ponle a cualquier humano un arma entre los ojos y lograrás que te venda lo invendible, regale lo invaluable y soporte lo insoportable.
Tomando esto en cuenta, concluyo que la gente sí cambia y lo evidencian las personas que dejan hábitos alimenticios porque la enfermedad, des-amor, prisión o fracaso laboral los amenaza, aunque no cambian su personalidad formada en un ambiente familiar único si entendemos que no tiene suplentes y por lo tanto... Es imposible de hacer trueque por algo mejor o más bonito. Los valores, sentimientos y resentimientos siguen allí y estos no se transforman como si fuesen hojas que caen de los árboles y degradan a materia orgánica reciclable, no... es la esencia, el universo que los creó, forma y manera en que fueron hechos, construidos como cuerpos invisibles-perceptibles.
''Para Parménides el cambio es una ilusión de los sentidos, un engaño. En realidad, debajo de esta apariencia y de este mundo engañador nada cambia jamás, todo es estable y fijo, sujeto a las reglas de la razón, siempre fiables, siempre exactas.
Heráclito sostiene que nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, pues la segunda vez que nos bañamos el agua ya no es la misma, ya no podemos llamar con el mismo nombre a un objeto que es, en rigor, diferente.''
Con estas referencias filosóficas, imagino que somos tierra del barro de nuestro cuenco y éste, es demasiado frágil para transformarlo en santo después de ser vasija, por lo que a ambos filósofos doy la razón.
Todo cambio es doloroso, por lo que Heráclito prefiere dejar fluir las aguas y borrar la existencia del pasado con la constante evolución. Mientras que Parménides entiende que los castillos en el aire terminarán por golpearte la cabeza.
El humano es un ser cambiante en constante evolución, pero... ¿Qué hay de lo escrito en piedra? ¿Cuál era su propósito? ¿Cómo cambiar en espacio y tiempo sin píldoras trasportadoras al nunca más será? ¿Enderezar un tronco torcido sin condenarle a la mutilación? ¿Torcer lo que está derecho?
Creo que el ser humano es consecuencia de un proceso y cuando se discrimina su origen surgen las represiones más sanguinarias de la historia. Todo lo diferente es acallado, tal cual inquisidores a quien prender en leña verde no hiere su integridad.
Se puede sí, bajo amenaza de la esposa, hijos, amigos, sociedades, gobiernos, leyes y conductas forzar o someter al cambio. Obtener de tales atentados un ser desposeído como un acto kafkaiano de metamorfosis, para escribir un libro sobre cucarachas.
Se puede claro, como los hombres y mujeres al usar ropas in-imaginadas, costumbres y lenguajes que se aprenden para no desencajar con quien los discrimina y amenaza con exclusión o aislamiento; pero en el fondo amigos míos, todos y cada uno es un árbol con el tronco en las raíces que lucha por sobrevivir mientras mete su corteza cada vez más profundo en el polvo de la extinción.
Es por ello que en el conocimiento de lo posible y lo imposible, quien por las leyes de empatía aún se rige, tendrá por tolerancia la excepción.
Gracias Jorge.
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