Los dígitos de una nube sin lluvias se llevaron tus plegarias,
y el recuerdo de un hermano que en cuotas se va apagando,
dispara entonces tu queja.
Es el impuesto a lo ganado lo que se lleva tu cartera a fin de mes,
y la sombra que te acecha según el mediodía,
dispara entonces tu queja.
Cuando sólo el peligro te mantiene alerta
y son las anécdotas de un viaje que en los retratos te hunde como interesante,
dispara entonces tu queja.

Pretendes saber desde el sofá
lo que motiva al elenco que enjuaga las esquinas de tu ciudad.
Supones una verdadera necesidad
cuando los perros disfrutan de la fecha de vencimiento.
Y así se agita el humo de tu adicción,
mientras se apagan las velas de una promesa que no va a llegar.
‘Es el karma, sabes?’ se sacuden los pies para entrar al cajón.

La infancia es el recuerdo de una increíble inocencia
que entre cerdos y brillantes soñas encontrar
para que te conteste de una vez qué fue lo que cambió.
Los channels que no dan este documental,
y los libros no entienden de frío en el hogar,
pero si el cielo nos reúne otra vez,
todos estaremos descalzos por igual.

Ahora es el momento de borrar las diferencias,
y saquear los bolsillos del hambre por el deseo.
Ahora debemos hablarnos con claridad,
y entender que el miedo es el arma para controlar la libertad.