MISERABLE FINAL DEL CAMINO
Dentro de bien poco, sonará a arrebato,
Quedará mi barca varada en la arena…
El oro cochino por el que me mato,
Veré que, en conciencia, no valió la pena.
Tal vez sin aviso, la oscura faena,
Llamará a la puerta de este mentecato,
Que quiso feriarse una vida “buena”,
En medio de un mundo de vivir ingrato…
Gritaré miedoso, en mi desespero,
Cuando ya no hay tiempo, pediré clemencia,
Iré condenado, hacia el agujero,
Y seré un guiñapo, de triste presencia…
Pasará a otras manos, todo lo que hoy quiero
Y nadie, muy pronto, notará mi ausencia.
EMILIO CORONA
22 oct. 2015
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