El huracán de tus labios
arrulla el frenesí de los míos,
traslada una juguetona sonrisa
de complicidad, de efusivas caricias.

Es como un rocío en el alba
y el despertar del medio día.
Es vorágine volátil
y la humedad de tus muslos.

Es el segundo de la cera
erizar la nuca,
contemplar los besos
marcar el camino.

Es la pasión entre copas
los únicos compases,
de un sentimiento
de un único pensamiento.

Que puedo decir del silencio
sino sólo, es la terracota
que tu lengua disipa su esencia.
Es una ventisca,
asir de prisa tu cabellera;
del tiempo inicia su ausencia
y el gemido se vuelve amor.

Venezuela, Caracas 18/10/2015
W.A