La Sentencia de los Justos
Hemos errado y hoy nos toca pagar nuestras penas, la sentencia será el conocer los problemas de la humanidad y vivir con la carga de crear las preguntas que se encuentran en las espaldas del mundo y que nadie se atreverá a descifrar. Tal sentencia es justa para quienes ya no imploran ignorancia y el deber de evadir lo verdadero. No seremos considerados los viles de esta vida ya que hemos sido sentenciados por la razón. Los justos serán los que pagarán la falta de los pecadores, ¿Quién manda a vivir a los hombres entre farsantes y filibusteros? ¿A quién se le ocurre cuestionar el falso espíritu de los hombres? ¿Necesitaremos todos nosotros morir crucificados para enseñar la lección? ¿Y quiénes serán los que escucharán las palabras que tengamos que decir?
Las palabras no llegan al corazón de los hombres, el abandono de sus promesas les llevan a creer en la falsedad de sus impulsos, y ante eso ¿Quién se atreverá a dar un discurso a la humanidad? Hay algún hombre que quiera erigirse sobre los demás y lanzar una alabanza a la verdad (su verdad). Si lo hubiese o lo habrá, nunca lo olvidaremos, porque se apiadará de todos aquellos que desprecian la virtud y la moral de los grandes hombres.
***
Me atrevo aventurar que tal hombre se encuentra entre nosotros, no escribiendo cuentos, poesía, ni ensayos, sino dando lecciones de que el esencial espíritu de la humanidad se encuentra en la milenaria actividad de la duda.
Sólo digo público lector que no den nada por cierto, ni siquiera sus sentimientos, las páginas que vuestras manos escribirán, luego de escritas, serán de quién las lea. No somos lo que leemos, los libros que tenemos, lo que escribimos, somos aquél individuo que espera entre la multitud, lanzando olivos la venida de nuestro más dichoso destino. Sólo seamos unos humildes espías del mundo.
|