¡Cubre tu desnudez!, ¡cúbrela!, que mi mano empieza vehemente a exagerar su movimiento, como el indigente quien soba frenético el cristal que le muestra el manjar tan lejano de su diente.
¡Cubre tu desnudez!, ¡cúbrela!, que no atino ante estos exuberantes mirares, si seguir hasta terminar cual Onán esta loca carrera o ¡tirar para siempre los binoculares!
Texto agregado el 15-10-2015, y leído por 375
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Lectores Opinan
18-10-2015
Tan claro que miré al indigente, un gusto leerte. krisna22z