Estoy solo para atender en la playa
a la niña que nunca me rozó en sus labios.
Recuerdo, al abrir la madrugada,
el planeta de su cuerpo alimentándome,
su sabor a jugo de naranja
endulzándome, suave, un día amargo.
Una fresca verdad que peca
cuando dice que me ama
con su lengua y los ojos cerrados.
Duele quererte perdido en tu sonrisa,
y el hartazgo de ese mar que se abandona
en el seno de tu bahía adolescente.
Texto agregado el 13-10-2015, y leído por 168
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
14-10-2015
Leyéndolo, he escuchado el oleaje que acaricia este precioso poema.
Un abrazo. delaida
13-10-2015
Un fresco y hermoso cuadro seroma Kalidevi
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