Caminar a tu lado, mantenerme oculto a la mirada franca; sigiloso, clandestino, furtivo. Con colores de un ensueño, desvío los dolores que pueden opacar el albor de tus anhelos.
No puedes verme, más recorro los contornos de la sombra que cubre el sonreír. Tus pensares concretan suaves emigraciones, estaciones colmadas de deleites.
Siento el calor de los dedos acariciando mis poesías, subsistencias latentes que te hago llegar, buscando vías alternativas al compás de mis alegrías.
Te respiro, no quisiera perder la primavera de tu fragancia, embriagándome en ambrosías que extraigo de tu piel, mantener el vuelo entre los pinceles que demarcan tu mirar.
Escribo pasiones, entregándotelas en sueños, palabras que dicen que aun sigo aquí. Arrullando con suaves melodías, los pétalos que desprendo de tus ojos.
Despertar en ti, sonrisas que me afectan, silencios que exhortan mi nombre, quebrajando el pasar de despiadadas épocas.
Entrego en tus manos ofrendas de no olvidos, viviendo una eternidad en tus labios, uniéndonos en esperanzas no destrozadas, felicidad sin tiempos, tranquilidad que emocionan mis albores.
Aun te abrazo, aun siento los latidos del corazón desbocándose, suspendiendo la candidez de las emociones, acompañarte sin que sientas la presencia de mis pensamientos posados en tu candidez.
Creo en ti, versos atando mi alma a tu futuro, delicado rocío letrado.
Lejos de mi estrella contemplo tu aliento, remontando sinfonías placenteras; me regalas una sonrisa. Revitalizas mi espíritu, no te percatas, pero existes.
No he postergado las promesas que susurrara, las he guardado con tu amor, las visito cuando necesito de ti.
Aun te quiero demasiado. |