Detén un momento tus pasos y entrégame un instante tu mirada, quiero decirte algo para despejar unas cuantas falacias y quizás filosofar un buen rato, que si bien soy mal filósofo quiero decirte unas pocas verdades o más bien lo que pueda contarte mientras aún tenga vida para hacerlo, entregarte la verdad en bandeja como un pequeño regalo hecho a barro con manos negras, mucho no alcanza mi gracia para regalarte algo más.
¿Quieres que te diga la verdad? Ni bien sabría yo decirla. En una pintura detallada ya no veo más que colores, en un día cualquiera no vivo más que en sus olores, y en una fotografía tuya no siento más que mis dolores de hombre pequeño que muere en la sombra de tu cuello y sus aromas que me invaden por dentro, y aún así me siento tan basura al verme tan finito ante tanta grandeza tuya, no tengo muchas opciones, solo mirarte, admirarte y envidiarte en tantas cosas que no quiero que queden en un “antes”, quiero que sean ahora, ahora y siempre, para poder dormir en tus brazos cada noche con la tranquilidad de escucharte respirar agitadamente después de haber intentado ser yo mismo fruto de un orgasmo tuyo, como ser nacido solo para querer, y en este único caso: querer ser contigo.
¿La verdad?, Ni yo bien la conozco, la verdad ni me importa, que tanto me puede importar “aquello que es” al lado de aquello que quiero que sea, pero quiero que esto que somos y lo que tú me haces siga siendo cada día. Sin saber bien que es lo que me haces, por favor amor, solo sigue haciéndolo, y si en el fondo de tus secretos estás planeando matarme hazlo, pues de todos modos te estaré esperando para que no falles, solo espero que lo hagas de la misma forma en que me haces el amor hasta la última gota de mi esencia: con un rojo beso final.
¿La verdad?, yo también te amo mucho compañera.
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