Tengo los brazos alzados al cielo, heladas gotas de transpiración humedecen todo mi rostro. Miro con el rabillo de los ojos, la escopeta que descansa oculta bajo el mostrador. Cinco asustados y casuales clientes besan las sucias baldosas bajo mis pies, aterrorizados por los constantes gritos vociferados por la persona que oculta su cara con el pasamontañas de color gris. Su compañero un poco mas alto que él, me apunta con una escopeta de doble cañón. Algo me dice, pero no logro entenderle, lo único que hago es pensar en la prisa que debo tener para alcanzar mi arma. Calculo los segundos que demorare en tomarla, y la rapidez necesaria para hacer los disparos para defender mi vida.
Hay lágrimas en el ambiente, clamores que anhelan piedad.
¡Velocidad, necesito velocidad! Mi cuerpo se inclina, y se enciende. Un diminuto borrón de color oscuro penetra por mi pecho y escapa por mi espalda, se lleva un poco de carne y piel en su salida, la oscuridad se abre paso en mis ojos.
Estoy tendido en medio de una habitación, el tiempo, es el tiempo lo primero que me llama la atención, no sé si pueda definirlo bien, más es un letargo temporal ¿?
Su voz, es su voz lo que escucho, pero no la oigo en el sentido literal, la puedo apreciar en mi interior. Preguntas, preguntas que repercuten en mi cerebro.
_ ¡Trabajando pues! ¿En dónde mas iba a estar?... ¿Dónde estoy?... ¡es mala educación contestar una pregunta con otra!... ¡Salvando mi vida pues, sé que sabes que estaba salvando mi vida!... ¿Cómo que vida?... ¡La mía pues!... ¿de que mierda estás hablando?...No, nunca vi un amanecer, estaba demasiado ocupado trabajando... ¿Mariposa, que mariposa...que clase de pregunta es esa?... ¡No, nunca me fije en las alas de esos bichos!... ¡Mis hijos estaban educándose, no te metas con ellos!... No, ahora que lo mencionas no sé en que nivel de educación iban...No, tampoco recuerdo cuando fue la última vez que les dije que los amaba...¿Si voy a extrañar a mi mujer? ¡Por supuesto que sí!... No, estaba demasiado ocupado trabajando para besarla y mirar sus ojos... ¿Si ellos me extrañaran?...
_Ahora, en este sitio y después de tus interrogantes, ya no lo sé. Me siento muy triste...
La pena inunda mi corazón, es una piedra pesada que aprisiona mi espíritu. Y es la última pregunta que penetra mis oídos, la que destruye mi alma.
_ ¿Qué vida estabas tratando de salvar, si no tenías una?
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