A Sergio le hacían ruido algunos diálogos de una de su película favorita, “El Club de la Pelea”, como cuando el personaje Tyler Durden dice que su padre le decía que tenía que estudiar, tener una carrera, trabajar, casarse, tener familia, etcétera.
Sergio se cuestionaba que la vida tenía que ser así, tan predecible, al igual que lo cuestionaba el personaje de la película.
Sergio ya tenía 32 años, y había conseguido cambiarse de trabajo, a uno económicamente mejor. Y él pensaba en su logro y todas las cosas que había conseguido, académica y laboralmente, sus títulos y sus logros laborales lo tenían orgulloso de sí mismo, pero no lleno y satisfecho.
En lo personal, Sergio había tenido un matrimonio que fracasó, pero a él no le importaba mucho, ya que nunca tuvo como objetivo estar casado, ni tener hijos, es por eso que le llamaban la atención las reflexiones de Tyler (el personaje).
Lo material tampoco lo volvía loco, tenía una casa pequeña y una moto, y por lo mismo tenía que escuchar lo que el resto de las personas pensaba, precisamente ligado a esas reglas que la sociedad establecía:
- Por tu carrera deberías tener una casa en otro sector, más grande, un auto, etc.
Eso a Sergio lo ponía de mal humor, especialmente cuando venía de gente cercana como su pareja, que se planteaba la vida la manera predecible que indicaba el padre de Tyler Durden, casarse, tener hijos, una casa acorde a los ingresos.
Sergio se sentía atrapado a ratos, exitoso pero infeliz, y a sus ya 32 años le nació un sueño, irse a Buzios a trabajar de mesero, sin responsabilidades más que vivir el día.
Lo malo es que no se atrevía, más que nada por sus padres, no quería desaparecer y hacerlos sufrir , por lo que decidió postergar su sueño, aunque también pensaba en su interior que más que postergación era la excusa para no dar el paso.
Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, el padre de Sergio sufrió de cáncer a la próstata, le bajo el perfil y cuando quiso reaccionar ya era tarde, fue una perdida dolorosa para Sergio, ya que su padre era su espejo, con una educación a medias supo sacar a una familia adelante y fue siempre un pilar para él.
Junto a sus hermanos, decidieron trasladar a su madre a la casa de una de sus hermanas, pero no fue suficiente para superar la pena de la partida de su compañero, le bajaron las defensas y sumado a un historial familiar, la misma enfermedad la atacó y le ganó fácilmente, o tal vez se dejó ganar. Así, en dos años Sergio perdió a sus padres, también pensando que esa maldita enfermedad algún día lo alcanzaría, pues de ambas ramas de su árbol genealógico había historial, pero no le dio muchas vueltas al asunto, sino más bien fue otro asunto el que le volvió a su cabeza, su sueño tardío de desaparecer y ser libre de lo que dicta la sociedad, pues ya no tenía excusas para quedarse, salvo tal vez, su pareja. Él la amaba mucho, pero esa manía de tener cosas lo ahogaba, ya llevaban tres años juntos, ella ya estaba por terminar su carrera universitaria y a Sergio se le acababan las excusas para no vivir juntos y hacer familia, como dictaban las reglas.
Entonces, con casi 35 años, Sergio decidió vender su casa, cerrar planes de teléfonos y tv cable, no dejar nada que lo amarre a su lugar y fue a hablar con su novia. Ella no lo entendía, ella tenía una planificación en su cabeza que no cuadraba con las intenciones de su amado, pero las fichas estaban jugadas y Sergio ya se iba, pero si le dio una oportunidad a su pareja, si quería acompañarlo o separarse.
Hoy, a 3 años de ese ultimátum, ambos viven con lo mínimo en Buzios, ella sirve mesas y el cocina, pero cuando termina el día no hay responsabilidades que cumplir, y Sergio sintió que venció al sistema, no con trampas, sino cambiando las reglas e hizo lo que lo hacía feliz y no lo que se suponía debía hacer.
Palabras al cierre.
Escribí este relato en base a mis propios intereses, la última parte es ficción, pero quiero pensar siempre en un final feliz, uno en el que las reglas no nos limiten para vivir, y también tener el poder de convencer a otros, en el caso de la pareja, de que hay algo más allá de lo que dicta la sociedad.
Francisco Navarrete. |