Duele recordar ese sillón rancio
donde nos besamos,
cuando dijo que me quería
donde dejó su sudor en mi entrepierna,
aquel sillón incómodo
de una casa llena de pensamientos libertarios.

¿Lo recordará?
Supongo que no,
supongo que olvido
aquel sillón rancio donde
llego a quitarme el frío.

¿Lo recordará?
Recordará aquel te quiero
que se le arrancó
antes de caer sobre mí,
recordará la mañana
que desviamos los caminos,
cuando la llegada del final
hizo su debut.

Supongo que no,
Que ya no recuerda el aroma de mi cabello
el tatuaje de mi espalda
el color de mis manos,
la textura de mis senos,
las miradas cómplices
y los besos en luz roja.

Supongo que ya no recuerda
las películas interrumpidas
por besos, caricias y carcajadas
imposibles de contener,
supongo que no recuerda
los primeros versos,
supongo que no me extraña
como yo a él…