Cabalga en el corazón de algún déspota demonio interior, busca trazar el sobresaliente trayecto hacia la redención que perezosamente se dispersa del sahumerio que turbia su visión.
De las líneas de sus manos establece un nuevo génesis; bajo el filo de una empuñadura de olvidadas palabras que nunca expondrá escolta un recelo protector.
Baluarte donde suspicazmente oculta sus emociones, la aleja de la malicia de las negruras, tal vez logre que no la vuelvan a herir; más los amargos gestos babosean una sonrisa mal esbozada en su rostro, y ardientes océanos ensordecedores de incomprensión perfora la luz de esperanza que se marchitara en los brazos del olvido.
Blandiendo la saeta de muerte buscas la desvergonzada venganza, esgrimes con dedos palpitantes preservando una verdad que urgieras para evadir las caricias de la luz que has y te han robado.
¡Alza tu sombra desde las cenizas, y deja el infierno progenitor!
¡Vuelve a pintar los sueños de ébano y lúcidos anhelos!
¡Retorna del abismo donde te extraviaste, sofocando el gozo de vivir!
¿Acaso no la ves? Ella te estará esperando en la otra orilla.