Agitada por la brisa, la transición entre tierra y agua es apenas una frontera luminosa. Allí, hojas de árboles, de todas las especies, de todos los colores, son delicadamente arrastradas por el cauce.

…y ella va…

Parece un hada flotando en el agua, su vestido ondea libre, cual bandera sin asta. Mientras, muy dulce, el río canta.

Su piel tiñe las nubes con su albura; su hermoso pelo azabache, cubierto de brillantes perlas transparentes, proyecta destellos tornasoles.


…ella continúa flotando cauce abajo…


Sus manos abiertas al cielo, sus recuerdos huyendo en estampida ¿Quién diría? ... en verdad pareciera que estuviera dormida.



M.D