Se deslizan las promesas
y las realidades
por el itinerario vital.
Uno no ignora que la vida
no te ofrece promesas
pero sabe que te brinda sorpresas
en el momento en que te das cuenta
que su alma es más liviana
aún que la de un niño.
Simplemente se desliza
suave entre mis brazos.
Hasta puedo pretender
que lo merezco.
Por eso cuido no ser
atrapado por la muerte
en medio de un suspiro.
Es entonces que deliro.
Texto agregado el 06-10-2015, y leído por 122
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