Y DESPUES, NADA
El día era gris, en el aire se podía respirar la humedad de los arboles con un poco de nsotalgia.aun recuerdo el camino a este lugar, pareciera que el tiempo no pasa aquí; miro como el viento mueve las hojas de los árboles y algunas ramas los acompañan en la melodía. Ese árbol aun tiene un fragmento de mi pasado, prefiero no desenterrarlo, aun tengo suficiente tiempo. Las hojas empiezan a caer, el otoño llego sin preludio. Es tan bello como después de morir, la hoja deja un último rastro de vida al bailar con el viento, su último baile, su último concierto y después, nada.
Es una tragedia demasiado irónica. Toda su vida aferrada a una rama, sin poder conocer más libertad que la brindada en su pequeño espacio y cuando culminan sus días, cuando la esencia de la vida dada por el árbol se pierde, es absuelta, puede morir en paz, sola, libre, sin ninguna prisión o atadura; y después, nada.
El tiempo hace su labor, en el cementerio de las hojas muertas, los lamentos se siguen escuchando con cada paso dado, alaridos secos que erizan la piel. Ya la tierra ha olvidado su color, y después, nada.
Cuerpos pulverizados, partículas de piel muerta. El viento vuelve a soplar, ligeros abismos de aire que llevan silencios y sombras; y después, nada.
|