Alguna vez al día escuchamos acerca de quienes somos los humanos.

Que somos escoria, basura, lo que extermina el mundo, que sobramos. Todo sería perfecto sino fuera por los humanos.

¿Quién nos habla así acerca de los humanos?, ¿la asociación de animales unidos acaso?, alguien debiera preguntárselo.

¿Te has preguntado en qué mal tú contribuyes?, pues si sabes qué puedes dejar de hacer hazlo, si sabes qué puedes mejorar adelante.

Cuando eso suceda van a haber voces que se alzarán tras tuyo diciéndote que es inútil, que tu naturaleza no es esa y comenzarán las burlas.

Aún así habrá una cantidad de mal que es abundante y no cede. Como planta carnívora a quienes muchos dan de alimento para que no perezca.

¿Quién mantiene ese mal?, ¿de quién nace?, porque en las manos de quienes llaman "humanos", que no es nada más que a la gente común, no está la solución.

Yo no hago esos males y probablemente nadie de tu alrededor, sin embargo son los que más afectan a todo y a todos.

Decir que de todos los problemas somos responsables yo, tú y toda la gente común, pretende hundirte en la desesperanza, pretende decirte que todo lo que te sucede es porque tú te lo has buscado y porque tú lo prefieres así.

Sin embargo, hay cosas que sí nos van y en que podemos hacer lo suficiente. Cada cual si busca en su día a día, sabe qué puede dejar de hacer y qué puede hacer que ayude. Sabe cómo puede dejar de comportarse y comenzar a comportarse con el resto para recuperar las confianzas.

Porque las confianzas necesitan ser recuperadas, necesitamos volver a creer en quienes fuimos y de quienes nos hacen dudar. En algún momento confiamos y fuimos confiables, en algún momento una promesa era un contrato, en algún momento estábamos siempre dispuestos.

Se nos dice cuál es nuestra naturaleza y siempre es para hacer el mal. ¿Entonces porqué seríamos capaces de hacer el bien?

Si nosotros somos los malos, ¿quiénes entonces saldrán beneficiados de ser los buenos?

La palabra es de las recientes formas de poder del ser humano y a través de ella somos sometidos si en vez de mantenernos en alerta estamos siempre con la guardia baja.