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Inicio / Cuenteros Locales / Koke_Vejete_2001_2016 / Astral (Escrito Junio 2007)

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Dócilmente volando, desconozco desde que tiempo lo hago, cual fue el inicio de mi aventura, mas no importa; la dulce brisa por donde transita mi cuerpo hace que las preguntas sin respuesta pierdan totalmente importancia.
Planeo velozmente; hay muchos borrones luminosos que se deslizan a mi paso, creo que son estrellas. El viaje es largo, intuyo que he viajado cerca de mil años.
Pero como siempre sucede, al final de todo camino pedregoso, la recompensa es delicada y casi literalmente dulce miel en mis labios. Lo veo, el fantástico ojo creador de almas, aquel que lo observa todo, presencia omnipotente y omnipresente. Carece de párpados, pero no pierde su magnánima y poderosa imagen.
¡Las dimensiones, son sus dimensiones lo que causa admiración! Debe ser mil quinientas veces mucho mas grande que nuestro sistema solar.
Desde su iris, matriz de vida; veo como cientos de gigantescas mariposas salen a mi encuentro, ellas me acompañan, dándome la mas hermosa de las bienvenidas.
Estelas multicolores dejan sus alas al lento aleteo, desprendiendo delicadas fragancias al cántico que produce el roce de sus extremidades con el vacío del tiempo y espacio.
Decidiéndome a descansar me sitúo en un pequeño y verde planeta, siempre lo elijo por la extrema belleza de sus ríos, montañas nevadas y pacíficos mares.
Me siento entre la esponjosa hierba, en la cúspide de una alta montaña, muy cerca de la circular runa de color esmeralda.
El ojo que lo observa todo se puede apreciar desde cualquier planeta de los miles que existen, y entrañablemente mas que intimidar con su presencia, da luz y vida. Posee esa capacidad de existir y no existir a la vez, entregándote la oportunidad de vivir cada palpitación de tu espíritu, sentir la esencia que fulmina y colma tu alma.
Enciendo un cigarrillo (Lo sé, como puedo pensar en fumar en un sitio como este, no lo sé, pero me dieron ganas de fumar) mirando los miles de viajeros que permanecen simplemente planeando por todos los rincones del universo, disfrutando del momento que será eterno. Más todos los visitantes permaneceremos encadenados a otra dura realidad, lugar que dejaremos jocosamente cuando sea nuestro tiempo.
Te veo llegar a mi lado, flotas lentamente y me pides un cigarrillo (¿ven que no soy el único?) mientras sentándote me preguntas que es ese aro verdoso que nos entrega su sombra.
_ Una runa._ te respondo expulsando el humo de mis pulmones que graciosamente no existen en ese estado.
Disfrutamos del paisaje, el tranquilo océano, las montañas, el cigarrillo, las cientos de personas que simplemente permanecen volando.
_ Chuta que queda lejos está huevá. _ Le digo robándole una sonrisa_ ¿Te he dicho que me encanta tu sonrisa?
_ Si, me lo habías dicho un par de veces. También sabía que te encontraría por estos lados.
_ Me encanta este lugar, jamás volvería a despertar si dependiera de mi, pero hay cosas que debo hacer antes de quedarme en forma definitiva. Pertenezco a la nada, siempre termino viniendo a este planeta color verde_ Ambos miramos el hermoso paisaje que nos rodea.
_Te amo mi amor_ Me sonríe.
_ Lo sé, creo que siempre lo supe, incluso antes de conocerte._ Le devuelvo la sonrisa, tomándole su mano.
_ ¿Me amaras?_ Pregunta sin borrar su sonrisa.
_¿Acaso no lo sabes, nunca lo has sentido al encontrarme en ti?
_ Lo sé, siempre lo he sabido, incluso antes de conocerte.
_ ¿Entonces?
_ Me gusta escucharlo. _ Ambos reímos de buena gana.
_ Te amo también, creo que te ame antes del viaje, y te amare cuando llegue a mi destino final.
Los cordones de plata comienzan a tronar, indicando el fin de nuestra estadía en el paradisiaco lugar.
_ Creo que es hora de volver.
_ ¿Te volveré a ver?_ A pesar que en este lugar es imposible sentir alguna clase de tristeza la puedoi encontrar en su pregunta.
_ No, creo que no_ Le digo mientras con mis manos tomo su cara y beso sus labios._ Al menos no por ahora. Tenemos una eternidad juntos_ Logro robarle una nueva sonrisa.
No alcanzo a escuchar lo que me dice apresuradamente antes que el maldito cordón tire de ella (siempre el mismo tónico, el no saber que quiere decir y no me dice)
La oscuridad se presenta progresivamente, lentamente se cierra en mi. La luz se retira tras su embestida.
Alcanzo a divisar mi cuerpo algunos segundos antes de perder el sentido. El farol situado fuera de mi casa, y que se puede ver a través de la ventana de mi habitación, escupe sus últimos tintes luminosos. La mañana se abre paso sobre una derrotada noche, desperezándome salgo de mi cama con tu recuerdo en mi corazón; esperando regresar nuevamente esta noche.


Texto agregado el 25-09-2015, y leído por 143 visitantes. (3 votos)


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