LAS HISTORIETAS
Las historietas son un género literario, que combina textos con gráficos, con el fin de transmitir una idea o una historia y que generalmente tienen un personaje principal, en torno del cual gira la historia, acompañada de otros personajes. Su fin no es educativo, es distractivo y se presentan en forma de revistas, o emisiones radiales, con una serie de relatos o aventuras con frecuencias diarias, semanales o quincenales.
La distracción en Socotá, por la década de los 70 y a comienzos de la de los 80, era muy poca, se limitaba al tejo, naipe y billar, y eso para las personas mayores, porque si la policía, veía a algún menor de edad, practicando estos juegos, se lo levaban para el cuartel a lavar baños.
Los muchachos entonces optaban por leer revistas, como “Kalimán, El Hombre Increíble”; “Arandú, El Príncipe de la Selva”; “Tamakún, El Vengador Errante”, o Condorito, las cuales tenían distracciones en particular y su presentación era en color sepia, con excepción de la de Tamakún que era en blanco y negro.
Kalimán, acompañado de su pequeño Solín, fue sin duda, una de las revistas más vendidas en Colombia, debido a que sus contenidos cautivaron a sus lectores principalmente por sus aventuras emocionantes, misteriosas y en lugares paradisiacos.
Algunas de sus series fueron: Profanadores de Tumbas, El Misterio de los Astronautas, El Tigre de Hong Kong, Las Momias de Machu Pichu, Los asesinos de la mascara Roja, Los Hijos del Sol, Muerte en la cuarta dimensión, El Terrible Miklos y el Demonio del Tibet.
Arandú, las aventuras de este personaje se desarrollaban en la selva. Era un príncipe que vivía desterrado, pues su tío, que era un personaje malévolo, quería apoderarse de su reino y él luchaba para defender a los desamparados. Se publicó inicialmente en México a partir del año de 1970 y se reedito en Colombia desde 1977 por Editora Cinco. Su colección llegó a los 273 números. Algunas de sus aventuras; Sangre en la jungla, Odisea en la selva, El cementerio perdido, El valle de los gigantes y La ciudad perdida.
Tamakún, era un príncipe hindú, que debía luchar contra su malvado tío Sakiri, el cual había asesinado a sus padres para apoderarse del Reino de Sarakardi. Después de liberar el reino, Tamakún decidió enfrentarse al crimen organizado y era solicitado por gentes de diferentes naciones. Tamakún, tenía varios lemas, algunos de ellos: “Donde el dolor desgarre…, Donde el peligro amenace…, Donde la miseria oprima.
Condorito, era un comic diferente a los anteriores, dedicado a tomar las cosas con mucho humor, a todo le saca chiste. Se dice de Condorito, que era un cóndor que por accidente fue criado por humanos y aprendió a comportarse como tal. Por eso en sus cuentos utiliza profesiones como administrador, arquitecto, militar, abogado, momia, ingeniero, vampiro, superhéroe y sacerdote entre otros. Es el personaje comic más famoso. Entre los personajes que lo acompañan esta su novia Yayita, su sobrino Coné, sus amigos Huevoduro, Garganta de Lata, Pepe Cortizona, Che Copete, el Padre Venancio y Washington el perro, Siempre terminando sus cuentos con un Plop.
Los estudiantes de Socotá, que estaban en la universidad, en Tunja o en Duitama, que eran muy pocos, se encargaban de comprar los ejemplares, los leían y los traían al pueblo cuando venían de vacaciones, y los pasaban de mano en mano, de tal manera que todo el mundo los leía, los grandes y los chiquitos, y el que pudiera comprar uno lo rotaba, sin envidia alguna.
Como las historietas eran tan buenas, algún día, estas mismas series con excepción de la de Condorito, las pasaban por radio, más conocidas como radionovelas.
Por esos años, los muchachos del pueblo ignoraban la procedencia de estos superhéroes dotados de poderes, virtudes y atributos que los hacía superiores a los demás mortales y a través de la radio se idealizaban.
Lo bueno de la radionovela era que se les permitía a los oyentes soñar. Con la radio la gente gozaba porque pensaba lo que estaba oyendo, hacían imaginar a los héroes como hombres fuertes y hacían sufrir al oyente con los peligros en los diferentes escenarios, imaginándose la selva, los ríos, los demonios, las ciudades, los malos etc., y todo lo que ya se conocía, que se había leído en las caricaturas.
Después de cada capítulo, los muchachos se reunían con sus amigos, sus hermanos, y la gente que le interesaba las historietas y reconstruían las aventuras que les gustaban.
La más famosa fue la de Kalimán, por el poder que le infundía, el actor colombiano Gaspar Ospina y por lo misterioso de sus aventuras.
A los muchachos se les iba el tiempo entre la escuela, los mandados y la cita inaplazable, a las 5 de la tarde, en un radio de marca “sanyo”, más conocido como “sanyo panela”, nombre dado, por tener la forma de una panela, del cual salían las voces que les permitía soñar. “Serenidad y paciencia, mucha paciencia”, era la frase que se escuchaba y con la que todos debían hacer silencio.
Todos los días de lunes a viernes los muchachos sin falta al lado de un poste, para que la señal fuera más clara. Se reunían para escuchar, a las cinco de la tarde Kalimán, cinco y media Arandú y a las seis Tamakún,
Así duro el entretenimiento muchos años, hasta que la imagen de la televisión le gano en audiencia a la radio.
Me gusta · Responder · 1 · 28 de agosto a las |