Busque refugio en los huecos del mar y sus olas
y no halle mas que sucias algas
helados témpanos
y sal que quemaba

Me sostuve firme en el borde del risco
y jamás di paso al frente
mas tampoco retrocedí
solo temblé por ahí
en un momento en el tiempo
con los lamentos del viento
y su agónico silbido
en los recovecos del espíritu

Busque refugio en mil pares de manos
cuando solo necesitaba las mías
que me levanten una vez mas de entre los muertos
busque y busque sin llegar a sitio alguno
desfragmentando mi ser entero, mis fiebres, mi vida

Alcance los cordones y las calles
y los gritos de los transeúntes
y sus insoportables rostros
gatos lastimados en los techos
perros escarbando en la basura
tanto asco y tanta pena
hirviendo desde siempre en la caldera

Me recluí de los hombres
de sus miradas vulgares y del excremento
de sus doctrinas de arcilla
de su frágil amor hecho de arena
de las mentiras del día a día
y de mi odio y de su odio

fue entonces cuando me encontré a mi mismo en el lodo
reflejado en el charco que yacía en el barro
y dos pupilas perdidas me miraron
y dos pupilas perdidas desaparecieron
al compás de una mañana
que partía en cuclillas
para nunca más regresar.