Tus tristes ojos, nunca me hablaron
Aquí no existe el paraíso para el solitario
Pero sigo esperando, la mitad de un
Corazón está aquí en mis manos
Ha sido tan largo, ¿Podrías conocerme?
¿Quien te está abrazando?
¿Quien me va a abrazar?
Sí tú quieres yo seré tu hombre.
Caminábamos entre símbolos indescifrables esculpidos en los bloques de concreto que formaban la vereda por donde íbamos.
_ ¿Y éste que crees que sea?
_ Un marciano_ respondí en tono de broma. Ella giraba en torno a él para poder apreciarlo mejor desde el lado opuesto.
Con el rabillo de mis ojos miraba cada movimiento que hacía; sus gestos, su sonrisa, las expresiones de su rostro.
La caminata se prolongaba y comenzamos a dejar atrás a los innumerables chiquillos que jugaban en los multicolores juegos de entretención. Miré el horizonte pudiendo apreciar las olas del océano rompiendo con fuerza contra la costa; algunos grupos de personas sentadas en la arena se entretejían con la reinante oscuridad. Decidimos cruzar la concurrida avenida justo cuando el mar ayudado por el viento comenzaba a rociarnos con su húmeda y salina bruma.
Retornabamos en silencio, creo que a veces las palabras ya están de más cuando uno se comunica tan sólo con las miradas
._ Te quiero mucho_ le dije con casi un susurro.
_ Yo también_ respondió con una sonrisa en sus labios.
_ ¿Y mi regalo?_ (tal vez algún día me anime a relatarles de aquello)
_ ¿De verdad lo quieres?_ dijo casi sorprendida. Nos acercamos y rodeándonos con los brazos nos besamos por un tiempo que pareció eterno, así nos mantuvimos; abrazados, disfrutando de la compañía del otro.
Un centenar de gente merodeaba la cadena de viviendas que acondicionadas como pubs y restaurantes adornaba nuestra ruta. Avanzábamos lentamente tomados de la mano, buscándonos en los latidos de nuestros corazones, en nuestras miradas.
._ ¿Para adónde vamos?_ pregunté mientras caminaba en circulo, usándola como centro.
_ No lo sé_ dijo iluminando su cara con una brillante sonrisa.
Y te sigo esperando
Esperándote hasta que vuelvas a mí
Y sigo esperando,
esperando que corras hasta mí.
¿Puedes llevarme al cielo?
Muéstrame el camino pues soy un ángel,
estoy perdido y no puedo esperar una vez más.
Me imagino abrazándote, abrazándote.
Un hombre de largos cabellos y desordenaba barba cantaba sacándole notas musicales a una vieja guitarra acústica, se situaba sobre una pequeña tarima estratégicamente puesta en un rincón.
Un puñado de mesas distribuidas por el diminuto local, una docena de personas con vasos de distintos licores conversaban animadamente; un televisor sin sonido estaba colgando de alguna telaraña y nos mostraba las imágenes de algún conjunto de rock. El humo de los cigarrillos estaba impregnado en la madera de las paredes, y sobre nuestra mesa, la dorada cerveza acompañaba el jugo de piña que ella pidiera. Manteníamos nuestras manos entrelazadas y conversábamos al oído, nos besábamos y reíamos. Las cosas más triviales se transformaban en cosas importantes. Memorizaba su forma de mirarme, su forma de hablar, reteniendo el sabor de sus labios y su forma de besar. Quería guardar su existencia para no transformarlas en recuerdos, sí no en vida; en parte latente de mi ser.
El minúsculo aparato era casi imperceptible, ella abrió su bolso y lo extrajo para contestar la llamada
._ ¿Aló... sí?...ok... Lo siento tengo que irme_ Dijo mientras me regalaba una triste mirada.
_ Quédate algunos minutos mas_ Respondí.
¿Estaré en tu memoria
o tu memoria estará en mí?
No lo sé
Sólo en tiempo sabe si alguna vez
Conoceré la paz en mi mente
Sólo en tiempo sabe si alguna vez serás mía
Conoce sí serás mía.
¿Puede mi aliento tocar tu espíritu?, ¿Puedo buscarte cuando el velo de la tristeza cubra tu mirar?, ¿Sí mis ojos son las ventanas de lo que soy, puedes verte en ellos?, ¿Me quieres de la misma forma que yo lo hago?, ¿Temes comenzar a enamorarte de mi alma, como yo he ido enamorándome de la tuya?; ¿Tienes miedo de amarme?, ¿Acaso no ves que mis sentimientos se han transformado tal como los tuyos?
Y te sigo esperando
Esperándote hasta que vuelvas a mí
Y sigo esperando
Esperando que corras hasta mí
Todo lo que puedo esperar es la sombra de
Un corazón que se ha ido
Y me ha dejado hecho pedazos.
Abrí la ventanilla del vehículo que me llevaba a casa, aprisionaba entre mis dedos “Confieso que he vivido”; el libro de Pablo Neruda que me obsequiaras. No, no te habías marchado, conservo tu alegría junto a mí, pues ya formas parte de lo que soy, mi existencia, mi futuro. Estés dónde estés mi espíritu camina a tu lado no pudiendo abandonarte, viéndote, queriéndote, sabiendo que creces como persona. Observando la fuerza que posees para mirar hacia delante en momentos de agonía. Gracias por haberme elegido para compartir tu existencia, te quiero demasiado, mas de lo que imaginas. Descansa ahora, te veré cuando me necesites tanto como yo te necesito.
_ Hubiera sido genial haberte hecho el amor de mil maneras_ digo mientras veo la luna ocultándose entre los cúmulos nimbos.
Estoy perdido y
Puedo esperarte una vez más.
Me imagino abrazándote,
estaba abrazándote.
Me imagino abrazándote,
estaba abrazándote. |