Mi cuerpo tiembla como un despojo, al borde del colapso busco apoyo en el arco de la puerta de mi habitación. Las sudorosas manos aferradas como garras en la fría madera. Todo me da vueltas y las nauseas se agazapan en la garganta. El dolor de cabeza llegó sin aviso y pareciera que en cualquier momento el cerebro saldrá expulsado por mis oídos.
_Maldito hijo de puta... maldito hijo de las mil perras.
Corro al baño para evitar que el vómito ensucie la cerámica. No tengo inconvenientes para arrodillarme y abrazar la taza, las piernas me tiemblan lo suficiente para no darme problemas.
En el lavamanos refresco mi rostro, el agua se funde con la humedad que se desprende de los ojos. Busco en los bolsillos un cigarrillo, necesito sacarme de la boca el mal sabor. El humo que llena mis pulmones es dulce y logra tranquilizarme.
Veo el teléfono móvil en el suelo, cerca de unos de los sillones del pequeño living, exactamente donde cayó desde que hace algunos minutos atrás lo lanzara lejos. Quiero recogerlo, más mis manos lo rechazan, está sucio, las frases que salieran de él lo envenenaron
_Hijo de puta... Te maldigo hijo de puta.
Pasa un par de horas y yo sigo sentado en el piso al lado del teléfono, al fin tengo la fuerza que hace falta para volver a tomarlo. Ya es de noche y no he encendido las luces, la oscuridad adentro del departamento es absoluta.
Necesito hablar con alguien, sentir una voz amiga, tan sólo conversar, alejar el mal por un tiempo, me siento cansado, muy cansado.
Tengo demasiados nombres en la memoria del microscópico aparato y ellos desfilan rápidamente, más me es difícil saber a quien poder llamar._ ¿Dónde estarás ahora? Los malditos minutos pasan lentamente hasta que logro que mis dedos marquen el largo número telefónico.
_¿Aló?_ Su voz al otro lado de la línea suena amistosa.
_Hola Thomasito_ Trato de qué mi voz suene relajada, aun cuando se me dificulta.
_¡Cumpazo, qué chucha!, ¿Usted llamando en día de semana?
_Sí, quiero salir a ventilarme un rato, ¿Qué estás haciendo?
_Nada pues, viendo televisión.
_¿Por qué no vienes a buscarme y salimos a tomar unas cervecitas?
_Bien me parece, ¿qué hora es?
_Van a ser las doce de la noche.
_Bien, yo creo que en media hora mas. ¿Qué onda cumpa?
_Nada, he estado solo todo el día y quiero algo de compañía.
_¿Problemas Jorgiño?
_Nada de que preocuparse cumpa, venga nomás, yo lo espero.
Enciendo las luces y pongo el equipo de sonido, me quedo demasiado tiempo en la ducha, buscando la razón, la explicación, el motivo, pero me es imposible encontrarlo. Desnudo recorro la casa, y finalmente me visto poniéndome la camiseta de la selección de fútbol de Arabia Saudita que es mi favorita; unos gastados jeans y zapatillas liquidan la indumentaria de aquella noche.
No quiero llamarla, desearía encontrar una excusa para evadir esa responsabilidad. Pero me siento ligado a ella, siempre ha estado cuando la he necesitado.
_¿Aló?_ Su voz aun conlleva la tristeza.
_Hola_ Quisiera encontrar las palabras adecuadas.
_Hola Jorge...
_¿Cómo te sientes?_ La pregunta de mierda, me reprocho.
_...
Sus lágrimas, puedo sentir el salado sabor de ellas en mi interior. Los segundos se hacen interminables y sigo sin poder encontrar las palabras adecuadas que la reconforten, sé que no existen, sé que ya no importa nada de lo que diga.
_Me siento sucia. ¿Porque Jorge, Porque?
El minúsculo teléfono se hace pesado, mi mano izquierda cubre mi rostro. Me siento cansado, muy cansado.
_Quiero estar sola_ Dice antes de colgar.
La bocina del automóvil de Thomasito suena fuerte, me trae de vuelta al mundo de los vivos, despertándome de aquella maldición.
Tomando una chaqueta de mezclilla bajo rápidamente las escalas en busca de algo que me de una rápida salida.
Compramos algunas cervezas y nos dirigimos a Huayquique, playa alejada de la urbe de concreto. Nos toma algunos minutos encontrar donde estacionar, debido a que muchos amantes han hecho del lugar su sitio de encuentro intimo.
_¿Qué onda cumpazo?_ Pregunta Thomasito mientras me da una fría cerveza.
_Nada, tan sólo quería salir a refrescarme.
_¡Y no hay nada mas refrescante que una rica “chelita”!_ Ambos reímos.
Pasamos algunas horas conversando trivialidades, a pesar del frío reinante disfruto de la compañía de mi amigo y de la música de los altavoces del "Carinita".
Lentamente, como flotando, aparece el furgón de carabineros; iluminando los autos estacionados recorre la larga costa. Se detienen frente de nosotros en pos de dos camionetas llenas de adolescentes ebrios.
Thomasito no quiere problemas con la policía y encendiendo el motor nos alejamos en dirección del “Bar-sovia”, bohemio lugar de encuentro de viejas amistades.
Voy mareado._Demasiadas cervezas. Pienso.
Hay poca gente, no nos cuesta mucho tiempo encontrar a los demás, Juliano cuenta alguna historia de las miles que tiene, Saca aplausos y carcajadas de los asistentes.
_Menos mal que llegó el par de “novios”. Dice Lenka con una sonrisa.
_¿Celosa? Responde Thomasito.
Pido una cerveza tras otra que promocionan en el errante lugar, no participo de la animada charla que se desarrolla a mí alrededor, tal vez por no conocer a toda la gente que había reunida, no lo sé, quería estar con personas pero paradójicamente deseaba estar solo.
_¿Qué es lo que te pasa mijo?_ La pregunta de Lenka me suena lejos.
_Nada, no te preocupes.
_No me digas que andas con la huevada.
_...
_Mas encima no me respondes.
_...
_Ya pues huevón, dime algo
_¡No me hueveés, déjame tranquilo mierda!.. Lo siento Lenka, mira ha sido un día durísimo, y no tengo ganas de nada, perdóname, lo siento mucho. Muchas veces me comporto como un imbécil.
_No te preocupes mijo, no tengo que perdonarte nada._ La abrazo y quiero sacarme este sentir de mi corazón.
_Tal vez mas adelante me cuentes el por que estás así_ Me dice tiernamente.
Trato de caminar derecho rumbo al baño, pero se me dificulta demasiado, debido al estado de embriaguez que me acosa._ Estoy borracho. Me digo a mí mismo.
Mojo mi cara tratando de desperezarme pero me resulta imposible.
_Maldito hijo de perra.
Salgo del bar sin despedirme de nadie, tomo locomoción y regreso a casa. Estoy mejor con mi borrachera, de hecho ya casi ni me duele la cabeza, enciendo el computador y te busco entre los contactos, sé que no te encontraré._ ¿Dónde estás?.
Enciendo un cigarrillo, quiero fumar antes de acostarme, la luz del día ya comienza a iluminar la ciudad, recién empieza el día viernes y sé que me espera un fin de semana muy agitado. Navego por algunas páginas de literatura e imagino que te encuentro, que puedo contarte todo, mis cosas, mis miedos, mis pensamientos, mis emociones, imagino que me escuchas y que me entiendes. No tengo temor de mostrarte tal cual soy, pues te conozco y confío mucho en ti. Te digo que a pesar de que muchas veces me odio por saber como soy, la gente cree en mí y eso me llena de orgullo.
_¿Dónde mierda te metiste huevón? La voz traspasa su agresividad por la línea telefónica.
_Me vine a casa_ Respondo sabiendo lo irresponsable que fui.
_Avisa cuando te vayas, que estábamos preocupados por ti.
_Estoy bien. Ahora me iba acostar.
_Lenka pregunta sí vas a salir mañana a tomarte unas cervecitas.
_Dale un besito de mi parte y dile que allí estaré_ Sonrío al saber que es mi doble opuesto.
Subo a la litera dónde duermo, en la cama de abajo un mar de ropa me dificulta el ascenso. _ Mañana la ordenare. Vuelvo a prometer como las cientos de veces anteriores, sonrío y cierro los ojos quedándome dormido.
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