Inicio / Cuenteros Locales / Koke_Vejete_2001_2016 / La amenaza fantasma (Escrito 26/08/2004)
La órbita del pequeño planeta surcaba los dos poderosos soles que adornaban el sistema solar, y las continuas tormentas de arena lo hacían casi inhabitable.
Enclavado en la cumbre de las mas alta montaña estaba el templo, los antiquísimos muros eran besados constantemente por los áridos vientos.
Desde tiempos inmemoriables los padres traían a sus hijos desde galaxias lejanas con el sueño de convertirlos no tan solo en caballeros de la orden, sino también en portadores de la justicia y la libertad. Valores que rápidamente se perdían bajo la opresión y la tirania del actual sistema de gobierno.
Las butacas de los aspirantes a discípulos se encontraban a un par de metros de las impresionantes puertas de entrada, allí esperaban que los monjes los seleccionaran y los tomaran como Padawanes. Casi en la mayoría de los casos la espera era interminable podría llevar días, semanas, meses y a veces hasta años. Los postulantes eran alimentados diariamente por los monjes; caballeros de la orden jedi quienes observaban la serenidad de los espíritus al ser tentados por la cotidianidad de la vida que dejarían.
Buscar la auto realización abandonando familia, amigos y conocidos. La vida de un caballero Jedi era casi solitaria, abandonaban el beneficio propio por un beneficio hacia todo ser viviente. Poseían un poder que no les pertenecía, pues debía ser usado para mantener el equilibrio de las fuerzas en la galaxia.
El pequeño Anakin llevaba mas de una semana sentado, esperando pacientemente, concentrado en una frase esculpida en uno de los muros del monasterio. A pesar de estar escrita en una lengua antigua y hace milenios su pureza no perdía vigencia, dos palabras que simplemente decian; “ Desaprender, lo aprendido”.
El sonido de las cavernosas puertas abriéndose mantuvo a los postulantes en expectativa, un grupo de caballeros con paso seguro salió del lugar. Una túnica color café cubría completamente sus cuerpos y el capuchón mantenía sus rostros en penumbras. Con paso sigiloso se detuvieron unos pasos de Anakin; El niño pudo observar el sable láser posado en sus cinturones. Las poderosas armas de los defensores de la galaxia.
Un monje se adelantó un par de pasos al grupo, y con ambas manos se libero del pesado manto que ocultaba el rostro, sus ojos eran amables y una sonrisa iluminó su expresión.
_ Mi nombre es Obi Wan Kenobi, se me asignó a ser tu maestro. ¡Párate mi joven padawan!.
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Texto agregado el 20-09-2015, y leído por 142
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