"Las bebidas sicotropicas no bombean suficiente
Ni las danzas agresivas ofrecen lo mejor de ti.
¿ Quién sabe si es mejor así?
Abandona el palacio al azar y a la suerte,
Abandónalo.”
El conjunto de casas y galpones abandonados era conocido con el nombre de "La Salina", dicho nombre ganado por los años de laboriosa actividad de sustraer el cloruro de sodio al evaporar las tranquilas aguas del oceáno Pacifico.
Actualmente lo que había sido una importante fabrica se encontraba en el absoluto desamparo y de las antes grandes estructuras solo quedaban las escuálidas osamentas roidas por el viento y las olas del mar.
La antigua urbe esta ubicadas sobre una pequeña isla, trozo de tierra unida al continente por un endeble puente; dicha conección de madera ya podrida por el agua presentaba un importante derrumbre en su estructura, un corte que dividia el armazón en dos partes casi de la misma medida, Una brecha de aproximadamente 50 metros. Abajo un oscuro acantilado de piedras filosas y agua torrentosas y arremolinadas.
Negro esperaba sentado en su BMW deportivo de un rojo escarlata. Junto a él tres de sus mejores matones.
_ ¿Y ahora qué?_ Preguntó Thomasito con mirada desafiante.
_ ¿ Ves el puente?, Bueno te tengo una sorpresa, quién lo salte se queda con ella._ Respondió Negro manteniendo la provocadora mirada de Thomasito.
Pensó en su sonrisa, pensó en lo bien que le hacía estar junto a ella, pensó en la posibilidad de perpetuar este sentimiento para siempre. Alejarse de todo y de todos; crear un mundo propio. Cambiar el nefasto destino por caminos de buenaventuranzas. Una felicidad por la cual sacrificarse.
”Si las garras felinas se empeñan en no dejarte
dormir, ni las visitas a letrinas es lo que se tienta
¿Quién sabe si es mejor así?,condena al exilio las
Verdades a medias, condénalas.”
Al hacer fuertemente contacto con la parte trasera de la cabeza la botella explotó en mil pedazos, su pesado cuerpo tambaleándose cayó sobre el polvoriento piso. En un acto reflejo hizo de su castigada existencia un ovillo, trataba de que las patadas hicieran el menor daño posible.
Esgrimiendo su cuchillo Juliano alejó momentáneamente a los tres atacantes que tenían a Jorge al borde de la inconciencia. Rodeando el cuello con su brazo, cojeando y tratando de no caer comenzaron la desesperada huída.
"El carinita" un viejo Toyota Carina estacionado en una alejada playa de noche. Las estrellas sumadoas a la brillante luna eran las perfectas cómplices del amor que ambos se entregaban. Desnudos bebían del vino especialmente escogido para la ocasión. Ella buscaba en él, el amor, cariño y comprensión que en brazos de su marido nunca encontró. Cada palabra emanada de los labios de Thomasito se transformaba en el dulce néctar que tranquilizaba su atormentada alma. Cada caricia la transportaba a mundos desbordantes de dicha, mundos a los cuales ella se encontraba vetada en su diario vivir. Sellaron su amor con un prolongado y cariñoso beso de pasión.
El molesto sonido del teléfono móvil los trajo de regreso a la realidad de donde escapaban.
_¿Aló... Qué les pasó qué... Cómo esta Jorgiño?... Esta bien, voy para allá._ Sabía perfectamente lo que había sucedido, el secreto tan celosamente guardado ya había dejado de serlo.
_¿ Problemas mi amor?_ Quizás ella también lo intuía.
_ No, no te preocupes._ Thomasito trataba de entregarle un poco de la perdida tranquilidad.
_ Thomasito, ya lo he decidido. Dejaré a mi marido y huiré contigo, como lo hemos planeado. Será difícil, pero sé qué juntos lo lograremos._ Dice dulcemente mientras busca sus labios.
Ambos intentaban ocultarlo pero sabían desde un principio que jugaban con fuego y terminarían quemados más pronto de lo que ellos mismo suponía. Esta locura no los llevaría y terminaría en nada bueno. Desde el primer día cuando besó por primera vez sus labios, supo que estaban muertos. Más pensaba que valía la pena, a veces es bueno apostarlo todo en una última jugada y eso era lo que tenían, una última oportunidad.
“occidente cargado de miedo, podría tratarse de
magia chamán, ideas más torpes se han visto
entre océanos de oro y tumbas de sal, sí las
Palabras escritas no te las puedes creer.”
_ Dijeron que es culpa tuya Thomasito, ¿ En qué estas metido cumpa?_ Jorge y Juliano lo interrogaban con la mirada.
Thomasito palideció, y una mueca de culpabilidad cubrió su rostro. Sentenciando su culpabilidad.
_ ¿ Que pasa huevón, En que estas metido?_ Jorge aun escupía saliva con sangre.
_ En nada que yo solo no pueda arreglar cumpas.
_ ¿Tu solo? ¡Mírale como le dejaron la cabeza a Jorge!, Ya no es cosa solo tuya, esto se transformo en cosa de nosotros tres._ Era una buena escusa para transformar el asunto en un regadero de cuerpos y sangre, actividad que seduce la mente enferma y llena de venganza de Juliano.
Estacionaron el automóvil frente al más importante y concurrido prostibulo de la ciudad. Arline una conocida y alcohólica prostitula les dio la bienvenida, más al ver a Thomasito borró la sonrisa de sus rojos labios. El secreto ya era noticia en boca de todos pensó Thomasito.
Entraron con desconfianza al antro manteniéndose alertas.
_ Conque acá están los tres chiflados, pensé que se esconderían a lamer sus heridas._ Giraron sobre si mismos y bajo el arco de la puerta de entrada se encontraron con Negro, lo acompañaban los tres rufianes que eran las mismas personas que habían castigado a Juliano y Jorge con anterioridad.
El moreno personaje gustaba del buen vestir y conocido amante de lujosas halajas. Sus manos adornadas por un sin fin de aros de oro y plata, los ojos despedían odio y maldad. La mirada se concentró en un tiempo que pareció infinito en la figura de Thomasito. Humedeciendo los labios con su sucia lengua comenzó a hablar.
_ Así que por fin Thomasito esta dando a cara._ Ahora lo miraba tratando de parecer despreocupado.
_ No tengo por que esconderme _dijo Tomasito sin bajar la mirada desafiante.
_ ¿No tienes por que esconderte?... ¿Te parece poco huevón lo que has hecho con mi mujer?
_ No es tu mujer, es tu esclava.
Una gruesa y cavernosa carcajada escupió la garganta de negro. Y Llevando rápidamente su mano al bolsillo extrajo una pistola con la cual apunto hacia la cabeza de Thomasito.
_ ¿Y si te mando al patio de los callados ahora huevón?_ Juliano miró a Jorge, ambos pensaban que les había llegado la hora, más Thomasito parecía mas calmado.
_ No demostrarías nada _ dijo Thomasito manteniendo la tranquilidad_Solo demostrarías que de verdad me temes.
_ ¿ Que te temo? Sin ninguna pistola me la puedo con ustedes tres yo solo._ Riendo volvió a guardar la pistola de donde la sacara.
_ Demuéstralo_ Vamos, pídeme lo que desees. Un tenso silencio hizo presa el lugar, gruesas gotas de sudor corrían por la frente de negro. Thomasito Juliano y jorge mantenían desafiantes frente a esta debilidad que se presentaba. Finalmente un pensativo y burlesco Negro habló.
_ ¿Aún tienes esa porquería de automóvil?
_ ¿El carinita si aún lo tengo?... ¿ Por qué?.
Los haces de luz del carinita iluminaban la desierta ruta que los alejaba de la gran ciudad. La tensión afloraba dentro de la destartalada maquina y los tres compañeros habían caído en un absoluto mutismo desde que emprendieran el viaje.
Para jorge era injustificada aquella locura, era un examen, una prueba, un tipo de acción por la cual no vale el sacrificio. pensabe que era una tontera épica, un acto de total incapacidad de razón. Saltar un puente cortado por una mujer no encajaba con nada cuerdo.
_ ¿ Thomasito?
_ ¿ Dime cumpa?
_ ¿ Vale la pena?
Cada palabra, cada beso, cada caricia visitó nuevamente el espíritu de Thomasito. Cada recuerdo era un océano interminable de felicidad. No pudiendo recordar ningún momento ingrato junto a ella. Estaba con quién quería estar, su cariño y amor eran partes de los planes de una nueva vida, juntos. Un solo ser fundidos en un solo sentir. No podía imaginar su vida sin besar aquellos tibios labios, sin acariciar su hermoso cuerpo. Miró a Jorge y con una segura voz le contestó.
_ Si cumpa, todo esto vale la pena. Nunca vas a poder imaginar cuanto vale la pena todo esto para mí.
“fue una inútil manera de marcarnos un son
¿Quién sabe si es mejor ceder?,contempla
El estado en que se nos dejó, contémplalo.”
_ ¡Bájate de allí Thomasito! Te vas a matar mierda! _Jorgiño gritaba desesperado, trataba de impedir el mortal juego dónde su amigo se había enrredado.
Thomasito comandando el carinita ya comenzaba a tomar velocidad, el rugido del motor era ensordecedor e impedia oír los ruegos de Jorge.
Entrando en los primeros metros del puente fue cuando pisó el acelerador a fondo.
Al encontrarse el automóvil en el aire, daba la impresión que todo el tiempo se detenía. Lentamente cruzó el eterno abismo; el oscuro averno nutrido con filosas piedras. Parecía que no lo lograría, pero en un acto imposible de creer logró cruzar al otro lado del camino. El parabrisas se quebró en mil pedazos al hacer contacto fuertemente con el otro trozo de puente. El viejo vehículo pareció partirse en dos para finalmente detenerse por completo.
No había signo de vida, más unos interminables segundos abriose la puerta, y tambaleándose Thomasito salia desde el interior del carinita. Su sangre cubría casi la totalidad del rostro y cojeando se abrió paso entre los restos del carinita.
_ Lo logre negro y la concha tu madr... Fue cuando los primeros balazos comenzaron a sonar. Negro disparaba sobre la frágil persona de Thomasito. Juliano vio como las balas perforaban el cuerpo de su amigo. Rapidamente Jorge se lanzó al piso al ver que Negro giraba y apuntaba donde se encontraban ellos.
“occidente cargado de miedo, podría tratarse de
magia chaman, ideas mas torpes se han visto
Entre océanos de oro y tumbas de sal.”
Desde el piso Jorge pudo contemplar claramente el arma de Juliano escupiendo plomo sobre Negro y sus amigos...
Después de los truenos provocados por las armas de fuego y el aroma a polvora en el aire el silencio y la tranquilidad. Con mucho sigilo Jorge se puso de pie.
Lo primero que miró fue la silente figura de Thomasito que yacía inmóvil junto su vieja y querida maquina casi destrozada completamente por su último viaje. Juliano se mantenía de pie con la cabeza gacha y sus brazos colgando a sus costados. Aún conservaba el arma entre sus manos. Miró a la derecha, negro y sus amigos eran solo un charco rojo de sangre. Se unió a las lagrimas de juliano, cuándo comenzaba a amanecer.
“Yo he esculpido entre cenizas viendo llegar un
huracán, que ira disolviendo el mineral de mí
alma”
"Tumbas de Sal"
Héroes del Silencio
|